El Parnaso, 1761, Anton Raphael Mengs. Vive la música y cambia tu vida
El Parnaso, 1761, Anton Raphael Mengs.

Vive la música y cambia tu vida: la cultura nos hace mejores

La música es algo que todo el mundo conoce, de una forma u otra. Independientemente de nuestras preferencias musicales, conocimientos sobre esta disciplina o nuestra manera de estar ante ella y saber lo que puede ofrecernos de una manera menos superficial, la música esconde un universo tras de sí: no es solamente una combinación de sonidos, silencios, ritmos u otros elementos que se combinan y se funden con el tiempo. Tras todo esto, podemos encontrar mucho más; la música, no es sólo música.

Portada del libro Vive la música y cambia tu vida. Obra de José Antonio Soriano Herrera publicada en 2024

Tal y como expongo de manera más extendida en Vive la música y cambia tu vida (2024), descubriremos cómo la música está presente en nuestra vida de muchas formas; diferentes maneras de experimentarla en nuestro día a día. También trataremos la idea de que la música, el arte o la cultura pude contribuir a que seamos un poquito mejor; a que seamos mejores personas.

Música como una forma de entretenimiento

Esta manera de vivir la música es quizá la más extendida y conocida por la sociedad. Sencillamente es utilizar la música para divertirnos, distraernos, socializar, realizar nuestras tareas, conducir de camino al trabajo o para alejarnos de algo que nos inquiete. Y está muy bien. Aunque vamos a descubrir que la música puede ser -de hecho, lo es- algo que puede ofrecernos mucho más que todo esto, oír nuestra música favorita o aquella que elegimos para una determinada actividad simplemente como una forma de entretenimiento, muestra sin dudas una de las funciones de ésta. De hecho, hubo una forma musical muy utilizada en el barroco llamada divertimento cuyo fin era, como ya habrás adivinado, divertir.

Concierto para flauta de Federico el Grande en Sansoucci (1852) por el pintor alemán Adolph von Menzel. Música durante el barroaco como divertimento. En el siglo XVIII (la pintura recrea una escena ambientada hacia 1740) eran muy comunes las reuniones sociales en las que se incluía música para amenizar las veladas y mostrar las habilidades musicales de los anfitriones.
Concierto para flauta de Federico el Grande en Sansoucci (1852) por el pintor alemán Adolph von Menzel. En el siglo XVIII (la pintura recrea una escena ambientada hacia 1740) eran muy comunes las reuniones sociales en las que se incluía música para amenizar las veladas y mostrar las habilidades musicales de los anfitriones.

La música utilizada solamente como un instrumento o forma de servir a nuestro entretenimiento es quizá uno de los fundamentos de la industria musical actual -en términos generales-, la cual se enfoca más en el negocio en sí que en la esencia del arte.

Si bien es cierto que gracias al desarrollo cultural, social, industrial o tecnológico que aconteció en el siglo XX, la música y el acceso a ella se democratizó y comenzó a contemplarse de esta manera, no es algo que realmente naciera en este siglo. Si nos remontamos tiempo atrás, podemos encontrar muestras de usar la música y el arte con el único fin de hacer negocio, olvidando la idea de que el arte es una forma de contribuir al bienestar de las personas, de hacerlas mejores. Tal y como dijo Georg Friedrich Händel ante el comentario de un Lord de que su oratorio El Mesías había entretenido al público: “Mi Señor, debería estar arrepentido si sólo los ha entretenido; mi deseo era hacerlos mejores».

Música para desarrollar nuestra cultura

Bien es sabido popularmente que la música, junto a otras expresiones y formas de comunicación, nos enriquece. Ya lo decía Platón hace más de 2000 años: “La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo». Más allá de memorizar datos históricos, conocer tecnicismos, tocar un instrumento o sencillamente ir a conciertos, estar en ese mundo musical es algo que de una forma u otra, necesitamos. Si te gusta la música, casi seguro que participas en ella de alguna manera; sin ella, te sentirías algo así como incompleto/a. Lo mismo sucede para los amantes de la literatura, teatro, pintura, cine,… cualquier manifestación artística nos atrae por defecto, porque la llevamos dentro.

Acudir a conciertos es una de las múltiples formas de vivir la cultura y el arte. En la imagen, un concierto de la Orquesta y Coro de RTVE en el teatro Monumental, Madrid.
Acudir a conciertos es una de las múltiples formas de vivir la cultura y el arte. En la imagen, un concierto de la Orquesta y Coro de RTVE en el teatro Monumental, Madrid.

La cultura, en este caso musical, además de ser algo que nos enriquece y nos permite alimentar esa parte que llevamos dentro, también nos ofrece desarrollar otros aspectos intrínsecos al ser humano, como por ejemplo, socializar. Bien es sabido que somos seres sociales y que necesitamos de las relaciones (más de calidad que de cantidad). La cultura nos permite realizar esto cuando asistimos a conciertos, tocamos en un proyecto musical, vamos a eventos, exposiciones, realizamos actividades en una asociación o cuando vamos de romería. Todas esas formas son una manifestación de compartir cultura, arte, belleza. Así, la cultura también puede ser algo con lo que crecer como personas, bien sea compartiendo con los demás o aprendiendo y desarrollando habilidades artísticas.

La música como sonidos: la visión de algunos compositores

Consideremos ahora, tal como he comentado en la introducción, que la música resulta de la combinación de los sonidos y los silencios con el tiempo. Y nada más. Tanto si es una orquesta interpretando la Sinfonía No. 5 de Gustav Mahler, una guitarra de la que sale Lágrima de Francisco Tárrega o una voz de tenor que interpreta un lied de Franz Schubert titulado Erlkönig, apreciamos la música como una manifestación sonora. No buscamos nada más de ella, como por ejemplo qué historia puede haber detrás, qué instrumentos hay y por qué esos y no otros o si la dinámica de la música puede indicar dulzura o algo aguerrido.

Muchos compositores consideraban la música de esta manera: no querían saber nada del significado musical o su sentido, de la belleza del arte, de hacernos mejores personas a través de él o de la relación entre el arte y las emociones. Por ejemplo, el gran compositor ruso Ígor Stravinsky comentó: “La música es incapaz de expresar nada”. Y Pierre Boulez, gran director y compositor francés, opinaba: “La música no está para expresar sentimientos, sino para expresar música”.

	Muchos compositores y compositoras consideraban (y consideran) que la música 	sólo expresa música. En la imagen el compositor ruso Ígor Stravinsky (1882-1971). La música para hacernos mejores personas. La música como música. Manifestación sonora.
Muchos compositores y compositoras consideraban (y consideran) que la música sólo expresa música. En la imagen el compositor ruso Ígor Stravinsky (1882-1971).

Por tanto, aquí encontramos otras formas de considerar la música; de considerarla solamente como algo que suena, sin buscar nada más. Por supuesto, totalmente respetable.

Vive la música y cambia tu vida: la música para ser mejores personas

Para terminar, vamos a desarrollar el concepto que da título a este apartado: música para ser mejores personas. Como hemos visto anteriormente, la música nos permite divertirnos y entretenernos, desarrollar nuestra cultura y escuchar u oír la música centrándonos única y exclusivamente en los sonidos que de ella emanan. Ahora, pensemos en el concepto de ser mejores a través de la música; podemos considerar esta posibilidad. Quizás no te interese nada de esto y tu único lazo con la música sea escucharla, bailarla o interpretarla sin más. Y esto está bien. Sencillamente, esta idea de ser mejor es otro regalo que el arte, la cultura, la música, te ofrece. Y en tus manos está acogerlo o no. Eres libre de elegir lo que más vibre contigo.

La música tiene mucho en su interior y si nos adentramos en ella, si conocemos ciertos aspectos, podemos quedar más satisfechos si cabe. Esto significa que entrar en el universo que hay detrás de la música, puede hacer que pases de apreciarla, a amarla.

Veamos esto con un ejemplo musical muy conocido: la Sinfonía No. 5, Op. 67, de Ludwig van Beethoven. Con su famosísimo comienzo y con las cuatro notas (Sol-Mib-Fa-Re) más conocidas quizá de la historia de la música, Beethoven tenía mucho que compartir con nosotros. Se la ha denominado la Sinfonía del destino y de la victoria porque fue compuesta en una época de dolor y sufrimiento del compositor; en una época de desesperación ante su destino: Beethoven estaba perdiendo su sentido más preciado, el oído.

Retrato de Beethoven hacia 1804-1805 por el pintor alemán Joseph Willibrord Mähler. Beethoven compuso su quinta sinfonía entre 1804 y 1805, en la denominada etapa heroica,caracterizada por la fuerza, la lucha y el heroísmo del compositor ante su creciente sordera.
Retrato de Beethoven hacia 1804-1805 por el pintor alemán Joseph Willibrord Mähler. Beethoven compuso su quinta sinfonía entre 1804 y 1805, en la denominada etapa heroica,
caracterizada por la fuerza, la lucha y el heroísmo del compositor ante su creciente sordera.

Esta maravilla musical comienza con ese tormento, esa sonoridad fatídica, para terminar con su cuarto movimiento alzando los brazos en señal de victoria. Al respecto, parece ser que Beethoven dijo: “Voy a coger al destino por el cuello”. Todo esto es lo que el compositor quería compartir con el mundo. No hizo música per sé. Y si conocemos todo esto, nuestro disfrute de la música no será el mismo. Al escuchar esta sinfonía, tenemos una invitación a coger nuestros destinos por el cuello. Porque así es la música; así es el arte. Algo que nos invita a ser mejores.

A modo de coda

Como hemos podido descubrir, la música, el arte y la cultura son algo que nos enriquece, alimenta nuestra alma, nos permite crecer, disfrutar, acercarnos a las personas que vibran como nosotros y puede contribuir a nuestro bienestar. La música, no es sólo música: esconde un universo en su interior, y si aceptas la invitación a explorarlo, tu amor por el arte sonoro no será el mismo. Garantizado.

Os dejamos el enlace de la obra en que se basa esta publicación: Soriano, José Antonio, Vive la música y cambia tu vida, Ma Non Troppo, Barcelona, 2024.

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