Hoy día paseamos por las calles de nuestra ciudad y advertimos que el arte está bien arraigado e integrado en ella. Podemos ver zonas plagadas de estatuas sin siquiera preguntarnos si es arte, aunque lo más normal es que lo demos por sentado. Actualmente el concepto de arte ha cambiado, ya no solo tenemos una definición de qué es arte, sino que también implica la interpretación de cada individuo. Ahora bien, ¿qué consideramos arte? ¿Solo las expresiones de disciplinas tradicionales como la pintura, escultura o arquitectura? ¿No pasan inadvertidas otras formas de expresión artística por estar consideradas como entretenimiento, ser cotidianas, extrañas o porque simplemente no nos guste? Y la pregunta más importante, la que motiva la creación de este artículo, ¿son el manga-anime disciplinas artísticas?
- El arte del manga-anime o el manga-anime como arte.
- Manga-anime. ¿Instrumento intercultural?
- La cultura y la filosofía de la paz.
- Manga-anime: negocio de la industria del entretenimiento.
- Manga-anime: arte y puente entre culturas.
Elementos cotidianos como la moda o la actividad culinaria han sido catalogadas como expresión artística; pero ¿se le da el mismo valor a dichas representaciones que a las tradicionales? Sabemos que el consumismo de ropa y el factor perecedero de la gastronomía hacen de estos elementos algo habitual en el día a día y tienen una duración determinada, una vida útil. Puede que esa naturaleza efímera sea la que reste valor a estos productos y los aleje de ser considerados arte, al fin y al cabo cumplen el fin de vestirnos o alimentarnos. Pero, ¿qué pasa con el manga y el anime?
Actualmente, la audiencia suele relegar cualquier contenido animado al ámbito infantil, cuando en realidad, la animación esconde muchos mensajes y elementos críticos, sociales o históricos. Cierto es que los adultos de hoy han crecido con estas animaciones y pueden ser conscientes o no de este hecho. También es lógico pensar que una gran mayoría de la población occidental reconozca su propia cultura en secuencias animadas, del mismo modo que ocurre con algunas sitcoms o blockbusters de argumento absurdo. Pero, ¿qué pasa con la animación oriental? ¿Qué pasa con el manga y el anime? ¿Somos capaces de ver más allá de nuestros prejuicios a la hora de afrontar un formato?
El arte del manga-anime o el manga-anime como arte
Realmente es difícil calificar algo como arte, la interpretación es abierta y subjetiva. Aunque tan pronto estamos ante el difícil análisis que nos lleva a considerar a artista u obra que al girar la esquina encontramos que cualquier intervención o cosa ha sido denominada como tal.
Nos vemos ante una realidad, todo el proceso de elaboración artística que hay detrás del manga-anime. El proceso de creación, planteamiento y desarrollo de la historia, la ilustración o el proceso de digitalización y animación. Si todo este proceso ha sido considerado arte, ¿por qué la sociedad lo relega a un segundo plano? La sociedad admite que la obra ‘Mierda de artista’ (1961) de Piero Manzoni es arte y, sin embargo, un elemento con un proceso artístico tan complicado como la elaboración del manga-anime es rebajado a entretenimiento y a distracción para niños. Si os interesa, tenemos un artículo relacionado en que explicamos la procedencia y los usos del arte conceptual y otro donde contestamos a la pregunta qué es un artista.
Solemos necesitar de la opinión de algún ilustrado para esclarecer este tipo de cuestiones. Qué o no es arte; si el manga-anime es arte ya de por sí o si solo lo es su proceso de creación. Es lógico que acudamos a expertos para que nos ilustren sobre el tema. Pero, ¿y si ya estuviera confirmado? David Parada Morales relata el surgimiento del manga; y, a raíz de este, el anime.
El arte oriental japonés surgió de una influencia de la pintura china con la religión budista como medio de incorporar un mensaje didáctico y una pizca de mentalidad autóctona influenciada por el shintoismo en el siglo VII. Desde ese momento hasta el período Edo (1600-1869) el arte japonés fue cambiando y perfeccionándose hasta que surgió un nuevo estilo de arte más fiel a la realidad que trataba costumbres o escenas religiosas, pero sobre todo imágenes sobre la sexualidad (Parada Morales, 2012: 164).
Posteriormente, con la entrada de la era Meiji, en 1869, y el contacto de occidente, el arte japonés tomó una dirección completamente distinta. Por un lado, se aproximaba al realismo intentando imitar la exactitud de la fotografía y por el otro, el arte japonés se vio influenciado por los cómics americanos, introduciendo la idea de comercializar sus obras con una historia más extensa pero siguiendo los mismos valores procedentes del budismo y del shintoismo que se daban en el siglo VII.
Así pues, Parada Morales ha abierto todo un debate en torno al manga-anime bajo la perspectiva de que el manga-anime sí es arte al igual que su proceso creativo. Un arte que se expone en museos y galerías exponiendo su evolución. Actualmente en occidente los llamados Salones del Manga acercan a los aficionados de este género al arte del dibujo con pequeñas exposiciones de la evolución del propio manga; y al igual que se han hecho anuncios publicitarios con pinturas famosas como “La Joven de la Perla” de Johannes Vermeer o el retrato de Vincent Van Gogh, ocurre lo mismo con el manga-anime utilizado por Japón con orgullo y como un signo de su cultura ante todo el mundo. Prueba de ello es la publicidad y el merchandising de los Juegos olímpicos de Tokyo 2020 (celebrados entre el 23 de julio y el 8 de agosto a causa del COVID-19).
Existe una mayoría que considera el manga-anime como algo que no merece atención y es por tanto relegado a algo que deben ver los niños. Debemos cambiar esa percepción ya que hay un mensaje didáctico que puede ser útil en el desarrollo personal, eso nadie lo discute, pero también darnos cuenta de que es mucho más y que no toda animación es apta para menores. No repitamos aquella escena de padres llevando al cine a sus hijos a ver ‘La fiesta de las salchichas’ (2016) ni que los niños interioricen patrones de conducta violentos que aparecen en una animación. No es culpa de la animación si no de la sociedad que desvaloriza la animación.
Manga-anime ¿instrumento intercultural?
Aunque se ha estado comentando lo que supone no entender la animación, en concreto la animación japonesa; la cual, en muchos aspectos, está recomendada para mayores de 13 y 18 años, plantea la posibilidad de si hay un punto de vista positivo o una utilidad más allá aparte de entretener. ¿Podría el manga-anime convertirse en un elemento de entendimiento entre las culturas?
El arte es un medio de expresión de la identidad individual y colectiva de una sociedad y cultural. Pero, ¿qué es la identidad cultural?. Ignacio González Varas define la define así:
«La identidad cultural de un pueblo viene definida históricamente a través de múltiples aspectos en los que se plasma su cultura, como la lengua, instrumento de comunicación entre los miembros de una comunidad, las relaciones sociales, ritos y ceremonias propias, o los comportamientos colectivos, esto es, los sistemas de valores y creencias».
(González Varas, 2000: 43)
Así pues, el manga-anime, al ser un proceso artístico y ser considerado arte debe ser transmisor de mensajes didácticos y de los elementos culturales propios del creador. Hay autores como Michela De Domenico que afirman que el manga-anime es un elemento idóneo para hacer llegar a la sociedad elementos tan complejos como la problemática de la tecnología, el contexto histórico o las situaciones que incluyen conceptos científicos complejos.
Respecto a estos tres temas hay ejemplos muy claros. En el caso de la problemática de la tecnología está ‘Sword Art Online‘ de Reki Kawahara, la cual trata los peligros del juego virtual. Si bien la historia tiene un sentido divertido y esperanzador, trata directamente la problemática del abuso de los videojuegos. En el lado occidental tenemos la serie ‘Black Mirror’ de Charlie Brooker, considerada de culto y pionera en el debate de si la sociedad abusa de la tecnología hasta el punto de ser dominada por ella.
Otro ejemplo, en este caso de tema histórico es ‘Rurouni Kenshin‘, de Nobuhiro Watsuki, que trata el momento histórico en el que Japón entró en contacto con el mundo occidental. Actualmente hay muchas series o películas que se han convertido en referencias históricas recomendadas como material didáctico audiovisual en los colegios. Como ‘El ministerio del tiempo’ de Pablo y Javier Olivares en España o ‘Timeless’, de Eriv Kripke y Shawn Ryan en EEUU.
Por último, en el caso de reflejo de conceptos científicos tenemos a ‘Doctor Stone‘ de Riichiro Inagaki, manga-anime que ha sido reconocido por los científicos, ya que la fabricación de todos los dispositivos que aparecen en él son reales. Otra serie destacada con respecto a este tema es la mítica “The Big Bang Theory” de Chuck Lorre, Bill Prady y Lee Aronsohn. Serie en la que pudimos disfrutar de apariciones de científicos como el físico teórico Stephen Hawking.
La cultura y la filosofía de la paz
Existen muchos manga-anime pero parece que siempre quedan relegados a un segundo puesto a favor de elementos audiovisuales con más realismo. Como se ha comentado, en el manga-anime intervienen componentes culturales que podrían aprovecharse para llegar a entender a la sociedad y cultura japonesa y crear un puente de tolerancia y entendimiento entre las culturas occidentales y Japón.
Actualmente hay muchos proyectos en marcha para crear ese puente. Han sido creados por filósofos que abogan por solucionar los conflictos a través de la comunicación en vez de utilizar la violencia. Es la filosofía de la paz que intenta crear lazos a través del entendimiento entre las costumbres de las distintas culturas. Así pues, ¿puede ser el manga-anime un instrumento para conseguir ese entendimiento?
La creación de un puente entre culturas es necesario, y no solo entre entre occidente y oriente, sino entre todas. Cuanto mayor sea el entendimiento entre culturas mayores decisiones se podrán tomar teniendo en cuenta a todos y no solo a una pequeña parte de los implicados. El manga-anime puede ser una de las muchas herramientas que podrían emplearse con ese beneficioso fin.
Manga-anime, un negocio de la industria del entretenimiento
Desde luego, se debe entender que actualmente la industria del manga-anime es un negocio que se dedica a comercializar con estas divertidas, emocionantes o tristes historias. Pero, a raíz de esta reflexión nos surgen dos cuestiones. La primera es que al igual que el arte, el manga-anime es también un negocio, aunque con otro tipo de audiencia, un público de masas ligado a la industria del entretenimiento. Si la sociedad tuviera otra consciencia sobre el manga-anime, ¿se seguiría comercializando con él? Pues claro. Pero su mercado iría quizás más relacionado con «el pensamiento intelectual» o las grandes fortunas como ocurre con el arte. También tenemos que entender que al igual que es imposible comparar peras con tomates, el manga-anime no se produce con el mismo fin que el arte ni va dirigido hacia la misma audiencia.
Esto nos lleva a plantear la segunda cuestión; ¿si no fuera un negocio, llegaría al mismo numero de personas? ¿Podría plantearse la animación japonesa como una herramienta intercultural? Probablemente no. El negocio actual del manga-anime es lo que permite su difusión y que cada año haya más aficionados al manga-anime. De este modo, se aproxima a todo el mundo una posible herramienta útil para conseguir un entendimiento entre las sociedades.
Manga-anime. Arte y puente entre culturas
En definitiva, el hecho de que un contenido no sea realista o fiel a la realidad no es motivo para despreciarlo y despojarlo del valor que le corresponde. Del mismo modo, que dicho contenido sea de animación tampoco nos dice que sea material destinado niños y jóvenes. Y del mismo modo, no debe despreciarse el mensaje didáctico que el manga-anime pueda contener por muy dulce o conflictiva que sea historia.
La animación japonesa ha sido calificada como arte al igual que su producción o proceso creativo. Dejemos de decir “los dibujos son para niños” y empecemos a analizar, advertir el intertexto y a ver las cosas como son. Porque, por muy dulce o sencillo que pueda a veces parecer lo relatado en un manga-anime, éste puede convertirse en un puente que facilite el entendimiento entre sociedades tan dispares y complejas como la occidental y la oriental.
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- Caverna de Platón, religión y hombre unidimensional en MATRIX. (Caverna Matrix)
Bibliografía
-Bogarín Quintana, Mario Javier (2011): Kawaii. Apropiación de objetos en el fanático de manga y anime, Mexico, Universidad Autónoma de Baja California: Instituto de Investigaciones Culturales – Museo, Culturales, nº 13, pag. 63-84.
-De Domenico, Michela (2012): Japanese City in Manga, Madrid, Universidad Complutense, Ángulo Recto: Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, nº 2, pag. 43- 58.
-Espada, Annabel (2006): Yuana Kazumi, Barcelona, Planeta deagostini, “La canción del sueño” de Yuna Kazume, pag. 172-173.
-González Varas, Ignacio (2002): Patrimonio cultural, Madrid, Editorial Cátedra.
-Parada Morales, David (2012): Manga – anime: Una expresión artística que subjetiva al Otaku, Colombia, Fundación Universitaria Los Libertadores, Tesis psicológica: Revista de la Facultad de Psicología, nº 1, pag. 160-175.