«Entre 1940 y 1978 se presentaron ante el aparato censor estatal del Movimiento no pocas solicitudes de edición de la novela Los miserables (1862) del escritor romántico francés Victor Marie Hugo, más conocido como Victor Hugo — el estandarte romántico de la Francia de su época — , que obtuvo dictámenes muy distintos dependiendo tanto de los censores encargados a tal efecto como de la época en que fue sometida a censura; también influyeron en estos dictámenes otra serie de factores, como la propia imagen que se quería dar de la censura española, la opinión de los herederos del autor etc., etc.»
(García Lucio, 2016).
Índice de contenidos
- Los Miserables y franquismo en la España de los setenta.
- Los setenta, la última fase de los expedientes de censura.
- Los Miserables: traducida a su antojo por el franquismo.
- Editoriales Zeus, Edaf, Pérez del Hoyo y Petronio; todos sus tomos fueron aprobados.
- Los Miserables y el franquismo: los mecanismos censores se relajan.
- Los Miserables siempre fue un éxito de ventas.
- Gran aumento del silencio administrativo y disminución de las negaciones.
- Acaba el franquismo y acaba la censura de Los Miserables.
- Finalmente, el censor asiste a su propia caída.
Los Miserables y franquismo en la España de los setenta
Tras una larga investigación nos hallamos por fin en 1970, la que va a ser vista como la última fase de los expedientes, pues tras este periodo y con la llegada de otro tipo de políticas, se verá en desuso todo lo tocante a los en otro tiempo tan importantes expedientes de censura.
Ahora, tras ese largo periodo al que Eduardo Ruiz Bautista denominó ‘La larga noche del franquismo’ (Ruiz Bautista, 2008, pág. 77), nos encontraremos con lo que se va a denominar ‘la censura tras la ley de prensa e imprenta’ (1966-1976). Como puede verse, acaba de superarse una etapa y entramos en otra completamente nueva. Aquí se llegará a lo que Berta Muñoz Cáliz va a denominar transición política y vida cultural postfranquista. Con todo, resulta muy importante decirlo, según el historiador Moradiellos: «El proceso transitorio se llevó a cabo con el máximo respeto a la legalidad e instituciones de la dictadura» (Moradielos, 2000, pág. 202). Una afirmación que explica perfectamente el porqué de que, a la muerte de Franco, aún siguieran haciéndose nuevos expedientes.
Esta etapa, que pretenderá llevar a políticas completamente diferentes a las vistas desde el ascenso de Franco, vendrá de la mano del expediente de Zeus, una editorial, hasta ahora, sin ningún expediente de Los miserables a su cargo —y, por ende, de relevancia cero hasta este preciso instante—: la tirada, modesta, de concretamente mil ejemplares, va a ser publicada sin reparos por parte del franquismo.
Los setenta, la última fase de los expedientes de censura
Veamos cómo fue el primer dictamen de la década, el de aquel expediente que se cumplimentó el 5 de enero: «Edición íntegra de la famosa obra Los miserables de Víctor Hugo. Primer tomo que comprende hasta el libro I de la segunda parte. Nada que oponer. Publicable. Cumplido el requisito de depósito previo, puede circular libremente».
«1970 va a ser vista como la última fase de los expedientes, pues tras este periodo y con la llegada de otro tipo de políticas, se verá en desuso todo lo tocante a los en otro tiempo tan importantes expedientes de censura»
(García Lucio, 2016: 119).
Se dice que es una edición íntegra. Habría que ver quién la tradujo y si se ajusta a esta opinión del informante o no. Cuando ha vuelto a traducirse la obra, María Teresa Gallego (2013) aseguró que las traducciones anteriores no eran fieles o íntegras:
«Había que recuperar cortes de censura. Tengamos en cuenta que el libro estuvo en el Índice de Libros Prohibidos hasta la década de los 50 del siglo pasado. Y había que enmendar interpretaciones inexactas, debidas, lo doy por hecho, a que anteriores traductores no tuvieron todo el tiempo para investigar que me permitió Alianza Editorial ni todos los medios, que hoy en día son muchísimos, muchos más que antes»
(Gallego Urrutia, Entrevista El País, 2013).
En la protección de celofán del libro —hablamos de la traducción del 2013— hay una pegatina de color violeta con unas letras en blanco en la que se lee: «La primera traducción íntegra y fidedigna en lengua castellana de la inmortal obra de Víctor Hugo (González Loren, 2015).
Los Miserables: traducida a su antojo por el franquismo
Llegados a este punto puede haber quien, con cierta legitimidad, nos reclame tratar el tema de la traducción de Los miserables, como quizás hagamos en una investigación posterior. Dejemos aquí algún ejemplo de la prestigiosa traductora:
«Citemos a título de ejemplo, la transformación del episodio de la muerte del convencional, en la primera parte de la obra en la que el obispo, monseñor Bienvenu, abrumado y contrito ante el alegato del moribundo sobre las injusticias y tropelías de la Iglesia y de la monarquía de derecho divino y la necesidad de la Revolución Francesa, se arrodilla ante el revolucionario para pedirle su bendición. Episodio que los lectores españoles llevan más de cien años leyendo convertido en todo lo contrario: el arrepentido es el convencional y el que le imparte su bendición y su perdón es el obispo»
(Gallego Urrutia, 2013, pág. 24).
¿Se dan cuenta de lo complejo del problema? Tan intrincada resulta esta cuestión que, siendo en extremo benévolos requeriría de otro trabajo aparte, y, siendo realistas, de conocimientos de Historia que nosotros no poseemos, pues este cambio deja ver a las claras que Franco buscó, sin escrúpulos, lavar la cara a la Historia, cosa que solo los expertos estarían capacitados para rebatir o sostener.
Quede dicho, también, que las afirmaciones de Urrutia van demasiado lejos, sobre todo cuando, según se viene observando, o se denegó la novela por estar o creerla en el Índex, o se aceptó la publicación de las traducciones, sin que nadie pareciera percatarse de que no traducían literalmente la voluntad de su autor.
Editoriales Zeus, Edaf, Pérez del Hoyo y Petronio; todos sus tomos fueron aprobados
Pero volviendo a la editorial Zeus, no va a contentarse con lo conseguido, tan es así que los dos próximos expedientes a Los miserables durante la última etapa del franquismo también van a ser suyos. En primer lugar el 51/70 (AGA, 1970, pág. 51), en el que solicitaría otros mil ejemplares para el II tomo —hasta Libro VI de tercera Parte— y, en segundo, el expediente de otros mil ejemplares del tomo III (AGA, 1970, pág. 52) —hasta Libro XI de cuarta parte—. Como el primer tomo, ambos serán aprobados. Cabe destacar que todo el material presentado por Zeus ha sido gestionado por un censor que se hace apodar Don 23, quien en ningún momento dejó constancia de su posible identidad.
Para cuando Editorial Zeus presentase el tomo IV, al que iba a añadir mil ejemplares más, no habría ya duda alguna acerca del veredicto (AGA, 1970, pág. 53). Zeus ha presentado cuatro tomos y todos y cada uno de ellos han sido aprobados sin problemas, con esta tesitura la obstinada Edaf dejará un pedido de siete mil ejemplares al que José Luis Elio, voz autorizada del franquismo, volverá a dar aprobación sin condiciones. Animados por tan positiva perspectiva, volverán a presentarse por medio de su director Cunillera Melero, con otros siete mil ejemplares, esta vez el día 14 de febrero (AGA, 1970, pág. 1627).
«Veamos cómo fue el primer dictamen de la década, el de aquel expediente que se cumplimentó el 5 de enero: “Edición íntegra de la famosa obra Los miserables de Víctor Hugo. Primer tomo que comprende hasta el libro I de la segunda parte. Nada que oponer. Publicable. Cumplido el requisito de depósito previo, puede circular libremente”»
(García Lucio, 2016: 120-121).
El 23 de marzo otra editorial J. Pérez del Hoyo (AGA, 1970, pág. 3147), hará su primera aparición en lo tocante a Los miserables durante la última época del franquismo, en este particular, con una solicitud de seis mil ejemplares; un censor que hasta ahora al menos no había firmado con su nombre, lo hará por vez primera, Moreno de Mungía.
Editorial Petronio solicitará tres mil ejemplares con el objetivo de importarlos (AGA, 1970,pág. 7536). En este expediente puede verse una novedad destacable, pese a que no pase de ser un pequeño matiz. Y es que Petronio es el único ente que aporta la hora exacta de la firma: las 13:00 horas. Curiosamente será la misma Petronio la que entregue el último expediente del 70, el denominado7535/70 (AGA, 1970, pág. 7535), con tres mil ejemplares y también valorado por José Luis Elio.
Los Miserables y el franquismo: los mecanismos censores se relajan
Si seguimos avanzando por la etapa final del franquismo, nos encontraremos con un 1971 con bastante poca actividad para Los miserables, al menos, si lo comparamos con los años antecedentes.
Un año en el que el franquismo solo verá tres solicitudes: la primera de Ediciones Pueyo (AGA,1971, pág. 4866) con cinco mil ejemplares; la segunda el Tomo II, a cargo de la misma editorial (AGA, 1971, pág. 4867); y la tercera de Bruguera S.A. (AGA, 1971, pág. 7912) para cinco mil ejemplares. Destacamos aquí algo tan insólito como es que la editorial haya escrito en uno de los márgenes «Se ruega la admisión por tratarse de la quinta edición», cosa que solo pudo hacerse gracias a que los mecanismos censores debieron de relajarse un tanto.
Un 1971 en el que, según el autor de Disidencia y subversión: la lucha del régimen franquista por su supervivencia: «el 7,56 % de los 14.217 libros editados en España en 1971 habían sido denegados en depósito, y el 18,8 % de los 16.449 libros importados, con un total de 34 denuncias judiciales» (Ysás, 2004, págs. 237-249).
El año siguiente va a destaparse como un remanso de paz en lo tocante a Los miserables, ya que, solamente iba a debatirse sobre dos expedientes: por un lado, un Editorial Augusta S.A. de cinco mil ejemplares (AGA, 1972, pág. 2365) por el otro, otro Bruguera de diez mil, fechado el 17 de octubre, para exportar a México (AGA, 1972, pág. 12022). En 1973, en cambio, se efectuará el análisis de una tríada de expedientes: en primer lugar un Edaf —por otro lado ya tan habitual— de ocho mil (AGA, 1973, pág. 2297); al que va a seguir un Bruguera de unos ambiciosos quince mil (AGA, 1973, pág. 5869), que se trataría de la reimpresión de lo que ya se importase a México; para terminar cerrará la serie un Petronio (AGA, 1973, pág. 7351) de cinco mil ejemplares cada tomo —I y II—.
Dos aspectos resultan dignos de destacar: quien firma los dos primeros expedientes es el mismo censor, Ángel Aparicio; nos encontramos perfectamente escenificada la dualidad aristocracia—plebe con una Edaf que pretende vender a seiscientas pesetas el ejemplar— un precio al que hasta ahora ni se acercaban el resto de sus competidores, frente a una modesta Bruguera a ochenta y ocho pesetas la obra.
Los Miserables siempre fue un éxito de ventas
El año 1974 traerá consigo, para el franquismo, otros tres expedientes: un Ramón Sopena (AGA, 1974, pág. 1364) de diez mil ejemplares para reimpresión, con fecha 31 de enero; el tomo II del anterior expediente (AGA, 1974, pág. 1365) y, por último, un nuevo Bruguera de ocho mil (AGA, 1974, pág.6789). Este último caso va a ser, con total seguridad, el más barato de todos, dejando cada ejemplar a la ridícula cifra de sesenta y cinco pesetas.
Pueden extraerse algunas conclusiones respecto al abaratamiento de Bruguera, que puede permitírselo porque cuantos más ejemplares se hacen más baratos salen los libros. Suponía también un modo de competencia respecto a otras editoriales más modestas. En cualquier caso, y año tras año, las existencias de la novela jamás dejarían de agotarse.
Un 1974 en el que Pio Cabanillas va a estar al frente del Ministerio de Información y Turismo, con las consecuencias que Abellán cita: «Durante el mandato de Cabanillas el número de tachaduras sufre una disminución de 1 punto con respecto al periodo de Fraga. En contrapartida se hizo mayor uso del silencio administrativo» (Abellán M. L., 1982, pág. 6).
El año 1975 va a presentar un dúo, que, a diferencia de otros años, no nos ofrecerá demasiado contenido para el análisis, máxime cuando el sí hacía mucho que se había institucionalizado entre los censores: el primero de ellos, el 453/75 (AGA, 1975, pág. 453): un pedido que, proveniente de la editorial Círculo Amigos de la Historia, solicitará el plácet para una tirada de cinco mil ejemplares. El veredicto iba a ser un Aceptado a secas. El segundo expediente, de idénticas características y con idéntico solicitante, va a correr, así fue decidido por el franquismo, la misma suerte (AGA, 1975, pág. 1483).
Gran aumento del silencio administrativo y disminución de las negaciones
En la misma obra de Abellán, que citamos de nuevo, se afirmará: «El breve periodo comprendido entre los años 1974 y el momento de la desaparición física de Franco, fue de una apertura controlada… Pero en líneas generales se confirma el espectacular aumento de los silencios administrativos, que pasan de 3,6 por 100 en la etapa anterior ,a 5,5 por 100. El porcentaje de las denegaciones desciende al inusitado nivel de 1,1 por 100» (Abellán M. L., 1982, pág. 6).
«El año 1975 va a presentar un dúo, que, a diferencia de otros años, no nos ofrecerá demasiado contenido para el análisis, máxime cuando el sí hacía mucho que se había institucionalizado entre los censores»
(García Lucio, 2016: 129).
El año 1976 va a ser un calco del año anterior, solo que, con Edaf Edición y Distribución en lugar de con Círculo Amigos de la Historia como solicitante: en el primero, fechado el 16 de marzo, iba a solicitar cinco mil ejemplares (AGA, 1976,pág. 3046).
Su objetivo iba a ser la importación de dichos ejemplares, aunque no se especifica desde dónde. El siguiente encargo será, como fácilmente podía suponerse, la reimpresión del anterior. Como curiosidad, esta será una de las pocas ediciones cuyo prólogo corra a cargo del periodista César González Ruano.
1977, antepenúltimo año por estudiar en esta investigación, bien puede parcelarse. Lo primero fue la presentación de un Ramón Sopena que pedirá tirar veinte mil ejemplares —más que nadie hasta el momento—. Una marca que ninguna editorial volvería a igualar (AGA, 1977, pág. 13880), en este caso, al respecto de los Tomos I y II, que buscarían ser importados.
Nos hallamos ya en 1978, el año que puede denominarse como el preludio al acto final que ha sido esta gran representación: un preludio que traerá consigo dos solicitudes de Editorial Bruguera de catorce mil ejemplares cada una, correspondientes a los tomos I (AGA, 1978, pág. 1931) y II (AGA, 1978, pág. 2132) de Los miserables, fechados en 15 de enero y 21 de febrero, respectivamente.
Acaba el franquismo y acaba la censura de Los Miserables
Resulta imprescindible hacer un aparte justo en este punto; en el 78, el molde de los expedientes, que tanto tiempo habría permanecido incólume, ha empezado, por fin, a cambiar. Ya no se menciona la palabra censura por ningún lado lo que, en realidad, solo será un avance de la posterior e inevitable disolución de lo que hacía ya bastante que venía siendo un simple trámite formal.
Por fin llegamos al último año, 1979, aquel que dejará para la posteridad el que va a erigirse como el último y definitivo expediente de Los miserables; un expediente que, lejos de ser un papel más, se convierte en un intrincado laberinto —metafóricamente hablando—, pues no solo representa el expediente último sino que, también, nos muestra la historia de un país durante prácticamente cuatro décadas. Cuarenta años que, paradoja, caben resumidos en un folio.
Un documento en cuya parte superior, un día, se decidieron grabar los siguientes números10.092 (AGA, 1979, pág. 10092). Un documento que va a ser cada vez más escueto y abstracto; en este punto es ya solo una cartulina de menor tamaño aún que una cuartilla. La citada ficha va a entregarse para su tramitación el 15 de octubre de1979 con siete mil quinientos ejemplares ‘oficialmente’ declarados. Para la historia queda ya la última frase estampada en el documento: «No procede adoptar las previsiones del artículo 64 de la Ley de Prensa e Imprenta».
Dejamos para el final una última cita del utilísimo trabajo de Abellán, en la que seguimos analizando cómo se comportaría la censura con respecto a las publicaciones, esta vez, en la recta final del franquismo:
«En vísperas de la democracia en el año1976, el comportamiento de la censura es perfectamente surrealista. El desfase entre el mantenimiento de un aparato censor y el uso de la libertad de expresión que la sociedad española se ha ido arrogando convierten al responsable de la lectura de manuscritos en una fantasmagórica comparsa que constantemente se remite al poder decisorio de la superioridad para curarse en salud» (Abellán M. L.,1982, pág. 6).
Finalmente, el censor asiste a su propia caída
Va a ser así, acompañados por las palabras de M.L. Abellán como concluyamos nuestra investigación. Al final, en otro tiempo importante, al censor no le va a quedar más remedio que -parapetado desde una innegable impotencia—asistir a su propia caída, pues, como ya se ha visto, terminó por ser una figura meramente testimonial.
Con todo, como inteligentemente concluirá el escritor alemán que de tanta utilidad nos ha sido: «Desde 1936 y hasta después de la muerte de Franco la censura estuvo tan omnipresente —como mínimo hasta el 76— y sus dictámenes fueron tan inescrutables que ni los autores ni los periodistas pudieron sustraerse a su control» (Neuschäfer, 1994, pág. 44).
«Por fin llegamos al último año, 1979, aquel que dejará para la posteridad el que va a erigirse como el último y definitivo expediente de Los miserables (…) Para la historia queda ya la última frase estampada en el documento: “No procede adoptar las previsiones del artículo 64 de la Ley de Prensa e Imprenta”»
(García Lucio, 2016: 132-133).
- Bibliografía completa Franquistas y Miserables, investigación de Santiago García Lucio.
SERIE LOS MISERABLES DE VICTOR HUGO. FRANQUISMO Y EXPEDIENTES DE CENSURA:
- Los miserables de Victor Hugo. Franquismo y expedientes de censura (I). El decenio de los cuarenta. (Victor Hugo Censura).
- Los miserables de Victor Hugo. Franquismo y expedientes de censura (II). El decenio de los cincuenta. (Los miserables Censura).
- Los miserables de Victor Hugo. Franquismo y expedientes de censura (III). El decenio de los cincuenta. (Victor Hugo franquismo).
- Los miserables de Victor Hugo. Franquismo y expedientes de censura (V). El decenio de los cincuenta. CONCLUSIONES (Expedientes de censura Los miserables).
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