El tiempo ahumando una pintura. Grabado de William Hogarth (1732). Articulo sobre pensamiento critico de cultugrafia difusion y critica cultural. Reflexiones sobre el tiempo, de Henri Bergson a Carlos Fraga
El tiempo ahumando una pintura. Grabado de William Hogarth (1732).

Reflexiones sobre el tiempo, de Henri Bergson a Carlos Fraga

Despertar en los 2010s: Venezuela. En la televisión nos recibe un rótulo, «La vida es Hoy». Su presentador, Carlos Fraga, nos regala un eslogan demasiado Disney para recordar al dedillo: el ayer, eso está pasado, el futuro no existe, es un porvenir. Amigos, la vida, la vida es hoy. Sin embargo, la perspectiva del francés Henri Bergson ofrece una mirada más profunda. Bergson desafía la noción de tiempo lineal, proponiendo que el tiempo es espacio, donde las acciones se despliegan en el presente. Esta reflexión plantea un debate sobre la naturaleza del presente y su relación con el pasado y el futuro, revelando complejidades que desafían nuestra comprensión convencional del tiempo.

La temática de autoayuda está en boga desde entonces, de eso no hay duda, y la frase resulta lógica en apariencia: la vida es lo que hacemos en el hoy, construye tu futuro hoy, no te estanques en el ayer. Esto está dentro de nosotros, es un saber general, ¿cierto?

La persistencia de la memoria (1931), de Salvador Dalí. MOMA de Nueva York. El presente, pasado y futuro. Análisis y reflexiones sobre la vida y el tiempo en Cultugrafía, pensamiento crítico.
La persistencia de la memoria (1931), de Salvador Dalí. MOMA de Nueva York.

Henri Bergson: pasado, presente y futuro ¿un continuo?

Si la vida es hoy el tiempo es el hoy. Sin embargo, los teoremas de un cierto alemán con cabellos disparatados demostraron la no univocidad del mismo, y ya antes, e incluso después de este, la disputa y debate alrededor de la categoría no pierde relevancia.

Muchos han hablado del tiempo, uno de estos fue Henri-Louis Bergson, el francés Nobel que nos dijo “el tiempo (…) no es más que espacio”[1]. Así pues, parece que el bueno de Fraga es bergsoniano, si el tiempo es espacio, el único espacio real y material en el que se efectúan acciones es el presente. Por tanto, la vida es hoy, y se acaba el problema.

Henri-Louis Bergson (1859-1941)
Henri-Louis Bergson (1859-1941).

Sin embargo, la cuestión no es tan sencilla. Dijimos que el axioma “la vida es hoy” contiene una verdad superficial, pues bien, afirmar que tiempo es espacio resultaría adecuado de una forma parcial. Henri Bergson entiende al tiempo como espacio cuando está circunscrito a una duración[2] constituida por una heterogeneidad de sensaciones.

El tiempo responde al fenómeno secuencial de que hoy sean las 12:00 AM, y que tras el paso de un minuto ese hoy se haga ayer para abrir paso a otro hoy; no es la capacidad de sucesión, sino el hecho de que a las coordenadas “inicio” y “finalización” se les puedan asignar puntos en el ahora o respecto al ahora, por medio de los cuales establecer la distancia. Es decir, cada punto está antes o después de otro punto, lo cual genera una constante, y esa constante con picos determinados es medible. Tal fenómeno es lo que nos permite decir: esto es pasado, esto presente y esto futuro. El tiempo es homogéneo, mas no unívoco. Es la duración, el espacio experiencial continuo.

Así pues, el hoy no es un continuo, son momentos de este, que se determinan a sí mismos en función de su relación con los otros “puntos-de-ahora”[3], pasado y futuro. Pasamos de decir que el tiempo tenía un carácter heterogéneo a decir que solo era posible y medible en cuanto era homogéneo. ¿Es esto posible?

Duración vs el autómata kantiano

Bergson define duración como: “una multiplicidad cualitativa, sin parecido al número; una evolución orgánica que no es aún una cantidad en aumento; la pura heterogeneidad en la que no hay cualidades distintivas”[4].

Para el francés obtener un instante de duración pura es lo que permite la recuperación del yo. Por tanto, es necesario dejar de experimentar el tiempo como espacio medible (hoy o ayer). La homogeneidad que hace medible al tiempo es el modo en que se representa simbólicamente la duración, transformando así la heterogeneidad, o la experiencia vivencial, en “lenguaje espacial e imágenes”[5]. Ese lenguaje espacial es otra forma de llamar a los rótulos temporales (presente, pasado, futuro). Así, no es que tiempo sea espacio, sino que comúnmente es percibido como tal.

Immanuel Kant (1768). Obra del artista Johann Gottlieb Becker.
Immanuel Kant (1768). Obra del artista Johann Gottlieb Becker. (Fuente).

La difusión del contingente contrario es, según Bergson, labor de Kant, que, a través del imperativo categórico, en su búsqueda por salvar la libertad, caracteriza al yo empírico como un “autómata consciente”[6]. Los estados de representación del deber ser de la ética kantiana homogenizan el ego al llevarlo más allá de la experiencia temporal. Por tanto, los estados conscientes no experienciales en el tiempo nos hacen esclavos de nosotros mismos. Henri Bergson, por otro lado, se centra en esa experiencia de lo temporal para afirmar la autonomía.

Llegados a este punto, habría que volver sobre la relación de los “puntos-de-ahora” para desarrollarla con más claridad. El “yo” y la libertad se convierten en una negatividad bien intencionada, aunque desgraciada, a partir de Kant. Pero existe una solución, que recae en llevar a dicho “yo” (dentro del mundo fenoménico), de vuelta a esos momentos irrepetibles en los que se tomaron decisiones importantes. Son una suerte de momentos de verdad, que, en la memoria, permiten representar el presente como futuro que pudo no haber sido[7].

La vida es ahora

Esta perspectiva es contrapuesta o complementada (según se le vea), por la de Heidegger. Para el alemán la libertad es el propio ser (o parte constituyente de éste). El Da-sein es también una experiencia, el instante de ser; ser-ahí, ser en el tiempo como una objetividad presente: “la continuidad específica del tiempo está enraizada en el ahora. Pero, conjuntamente, y con respecto al ahora, el tiempo está divido, articulado en no-más-ahora, lo anterior, y el todavía-no-ahora, lo posterior”[8].

Imagen del filosofo alemán Martin Heidegger (1889-1976). En cultugrafía, difusión y crítica cultural. Artículo que reflexiona sobre el tiempo.
Martin Heidegger (1889-1976).

Al igual que en Henri Bergson, el tiempo es ahora, pero no solo el ahora, a tal punto que, incluso el Da-sein, dígase ser-ahora, no es más que una determinación del mismo respecto a su finitud, la muerte, es decir, aquel ahora por venir, el futuro. A su vez, este éxtasis temporal futuro solo es posible cuando, es “entendido como un movimiento unidireccional del tiempo a través del presente y hacia el pasado”[9]. Es un devenir temporal completo, tripartito, más no material. Los estados de conciencia de mundo y finitud han de atravesarlos si quieren alcanzar el Ser-ahí.

Irrealidad del presente: la vida es hoy ¿o puede serlo?

Las posturas exploran la problemática con distintos matices. Por un lado, el devenir temporal del ser, y por el otro la libertad del yo en la variabilidad temporal memorística. Lo relevante de estos constructos teóricos no es su mayor pertinencia, validez, implicaciones o valor científico, sino que establecen el tiempo como un fenómeno en sí mismo, que va más allá de las conceptualizaciones unívocas y abre sus bordes comprensivos.

Antes hablamos de que el presente era una oportunidad para demostrar efectivamente que la vida (no) es (al menos solo) hoy, ahora conjeturaremos una respuesta posible, partiendo del propio presente, que, desde nuestra óptica, no existe.

Desnudo bajando una escalera nº2 (Duchamp, 1912). Artículo que reflexiona sobre el tiempo. La vida es hoy, de Henri Bergson a Carlos Fraga.
Desnudo bajando una escalera nº2 (Duchamp, 1912).

Ha sido posible dar cuenta de que el presente no es más que un momento instantáneo, cuya relevancia surge precisamente gracias a la simbiosis con pasado y futuro, y evita que sea aprehensible como fenómeno. Podría argüirse que dicha instantaneidad forma un continuum, y que este continuum es real. Aunque las implicaciones de tal argumento “materialista” del presente resultarían ilustrativas respecto al sugerente eslogan de Fraga, habrá que recordar que la homogeneidad del continuum no es más que un falso positivo.

En la experiencia parece ser posible afirmar que el hombre vive en un pasado memorial, a partir del cual determina y genera expectativas futuras, y es precisamente este futuro el que lleva a la afirmación: “la vida es hoy”. Pero ¿Qué es el mal llamado hoy sino una eterna búsqueda del futuro? Nacer, estudiar, trabajar, hacer una familia, educarla, es una infinita cadena de actos que lleva hacía, y es guiada por el futuro.

Más allá de simples especulaciones y argumentos, existen bases teóricas para este tipo de problematización temporal. J.M. McTaggart postuló su afamada teoría de la irrealidad del tiempo[10], basada en complejas series de sucesión estadística, por ejemplo.

John McTaggart (1866-1925).
John McTaggart (1866-1925).

El hecho mismo de espectar el show de Fraga es una prueba, si la vida fuera hoy, las personas no se preocuparían por mejorar sus relaciones tóxicas comprando libros, viendo documentales, series, gurús o programas de televisión, solo las abandonarían, y continuarían vivenciando su “hoy” sin tales molestias.

La sociedad es como ese ser que postulamos, vive en disconformidad debido a que tiene la memoria del pasado y el contraste resulta pobre. Por tanto, proyecta maneras de mejorar el futuro. Si la homogeneidad del hoy mecánico que postula la frase “la vida es hoy” se concretara, no habría quejas, esclavizados por un tiempo espacial, absoluto y homogéneo, más allá del tiempo real, se aceptaría lo que viene en el hoy sin mayores conflictos, porque en el hoy puro no hay avance. El hoy es avance periódico, siempre y cuando haya futuro, avance hacia una libertad o ser (Bergson y Heidegger), en que dicho hoy sea medio y no fin.

El tiempo ahumando una pintura William Hogarth (1732).
El tiempo ahumando una pintura, obra de William Hogarth (1732).

Encienden pues La vida es hoy, y se escuchan a Fraga. Con cada episodio y temporada los “hoys” forman el continuum, que se hace real en el televisor. Al hacerlo, y naturalizarse como verdad categórica en la conciencia del oyente, se pierden por ósmosis la memoria, los momentos de importancia y la libertad del hombre, convirtiéndolo en ese autómata homogéneo de Kant. Mejor sigamos viviendo sin presente, haciendo colas, estudiando y enseñando, recordando sin quedarnos en el mutismo inabarcable de nuestras cajas tontas.

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Referencias:


Notas:

[1] “Time (…) is nothing but space”. Bergson (1910) en Heath Massey, The Origin of Time (Nueva York: Sunny Press, 2015), 13. Traducción del autor.

[2] Dureé.

[3] “now-points”. Traducción del autor. Massey, Time, 30.

[4] “A qualitative multiplicity, with no likeness to number; an organic evolution which is yet not an increasing quantity; a pure heterogeneity within which there are no distinct qualities” Massey, Time, 68.

[5] Massey, Time, 68.

[6] Massey, Time, 78.

[7] Cfr. Massey, Time, 80-81.

[8] “Time’s specific continuity is rooted in the now. But conjointly, with respect to the now, time is divided, articulated into the no-longer-now, the earlier, and the not-yet-now, the later” Traducción del autor. Martin Heidegger, The Basic Problems of Phenomenology (Bloomington: Indiana University Press, 1998), 247.

[9] “Understood as a unidirectional movement of time toward the past through the present” Massey, Time, 129. Traducción del autor.

[10] John McTaggart, «The Unreality of Time», Mind a Quarterly Review 17, no. 68 (octubre, 1908): 457-474.