La fotografía y la fotografía experimental, senderos contrapuestos
Desde su aparición, la innovación que supuso la fotografía, ramificó su camino principal en dos direcciones: lo documental por un lado, la publicidad por el otro. Muchos cuestionamientos han surgido a lo largo de los años, pero la posibilidad de pensar en fotografía experimental, algo que quedaba fuera del ámbito de la representación, e investigar otras maneras de aproximarse a la práctica, aún con los avances tecnológicos de por medio, no fueron más que perlas aisladas que quedaron para revisar de vez en cuando en alguna retrospectiva, o para ser usadas como inspiración en las formas clásicas. Este desvío, con sus ejemplares más claros encontrados en el período de entreguerras, se cristalizó y quedó alojado en ese lugar de prueba.
Algunos exponentes de las primeras vanguardias como Man Ray o Dora Maar, experimentaron con la práctica fotográfica de manera que hizo que se destacara como uno de los mejores medios para las ambiciones experimentales. La posibilidad de imponderables singularizan a la fotografía. Accidentes o giros inesperados son problemáticas que se suceden en un proceso largo y con tantas etapas.
El cine también involucra estos factores pero lo hace de manera colectiva de principio a fin. En ambas, el fin es el consumo colectivo, gracias a la reproducción democratizadora, pero el proceso práctico y creativo en la fotografía es más individual: el interior de la persona puede salir. El encuentro de la intención del artista con el azar al que casi todos los demás medios pueden escaparle en alguna medida queda concretada en la fotografía como un lugar de espera al que siempre se puede volver.
Índice de contenidos:
- La fotografía y la fotografía experimental, senderos contrapuestos.
- De nuestros días y lo efímero que asfixia.
- Sujetos primitivos: cuerpo y color.
- El laboratorio de la fotografía experimental.
- Lo espiritual en lo abstracto.
- Otras posibilidades de la fotografía experimental.
De nuestros días y lo efímero que asfixia
A medida que el consumo fue creciendo y la hiperreproductibilidad de los medios digitales se hizo imparable, la práctica fotográfica experimental terminó siendo un lenguaje visual más bien de reparto. La publicidad constante y la velocidad acelerada invitan a la compulsión de convertir la experiencia en recuerdo, transformándose esta última en una manera de ver, intentando atrapar lo imposible. La captura de los momentos cotidianos, de los consumos más privados y la generación de imágenes para vender todos esos momentos y objetos parece ser la norma ineludible. El foco de la producción se desplazó rápidamente a la edición y selección.
Sin embargo, algunas excepciones parecen resaltar rescatando esas primeras desviaciones, explorando en rincones tan al alcance como poco recorridos. La foto como pincel, como elemento de laboratorio, como pura fotografía experimental, encuentra algunos huecos por los cuales colarse. Los materiales de experimento son los más cercanos. Un proyecto, un juego o una investigación de las variaciones de la misma materialidad o el encuentro inusual con un exterior. La imagen se desarrolla como en esos primeros ensayos vanguardistas, revelando lo que el ojo a veces no puede ver pero que es real, revelando.
Sujetos primitivos: cuerpo y color
Con la sobrecarga de imágenes, en especial las de moda, es común encontrar algunas personas que cambian de área intentando experimentar. Como el pasaje que hizo Maurice Tabard de la moda a la experimentación. Lea Colombo, artista originaria de Cape Town, África, está llevando su trabajo personal a la exploración de la esencia. «Ever changing energies and colours«.
El color, el cuerpo y sus relaciones de mutación. La materialidad expande en la plasticidad y los objetos se desfiguran a través de superposiciones e intervenciones con tinturas y dibujos. No importa el medio, en su producción se mezcla lo analógico, lo digital, las impresiones. Las formas de la energía se unen como visiones al cerrar los ojos. Los cuerpos se aprecian de cerca deformándose para formar una esencia. Se entiende desde el sentir. Pueden evocar una emoción, una referencia a algo desconocido o una radiografía a color de algo que escapa al entendimiento racional para dejar lugar al juego sinestésico en una explosión de energía.
Esa misma explosión se puede sentir en los collages que hizo Harley Weir para la revista i-D. En este caso, tras la destrucción que genera algo nuevo, (aunque la artista que también tuvo su principal éxito en moda siempre tuvo un giro inusual, después de participar en múltiples editoriales de moda y fotografía documental entre otras cosas), la artista decide ir a lo primigenio.
El laboratorio de la fotografía experimental
Si hablamos de los elementos más esenciales, no hay más que luz y papel. Un fotograma es una imagen fotográfica obtenida sin el uso de una cámara mediante la colocación de objetos por encima de una superficie fotosensible como una película o papel fotográfico y la exposición posterior a la luz directa.
Esta técnica es la que usa Laure Tiberghien, quien a través de lo más elemental: luz y papel fotosensible; registra movimientos y atmósferas. La función del dispositivo muta y aleja la representación para explorar la materia cuestionando los elementos fundamentales, el tiempo y la luz. Como también haría Moholy Nagy, pionero de la abstracción, la fotografía se convierte en un instrumento para la investigación, siendo aún hoy, una nueva materia artística. Hay algo de luz que queda en el material, algo irrepetible que se graba y el paso del tiempo se convierte en una huella tangible casi antropológica. Los materiales están revelando sensibilidades únicas y concretas en una capa de visibilidad en la búsqueda de sustancia.
Lo espiritual en lo abstracto
La parte abstracta de Wolfgang Tillmans, donde usa la técnica para representar conceptos e ideas, se contrasta con sus fotos más directas, su registro de cotidianidad, sus retratos. En sus exhibiciones estos dos polos se aúnan para mostrar una parte de lo mismo. Para el fotógrafo alemán todo es parte de la misma existencia, dos caras de la misma moneda. A veces, la obra de arte es madre de nuestros propios sentimientos. La sensibilidad es evidente en lo abstracto, permite explorar los sentidos y revela lo sensible en la presencia de la ambigüedad.
Librándose de la descripción, el artista abre infinitas posibilidades donde el sonido interior se despliega en cada imagen de la naturaleza de las cosas. Pero en su obra se conjuga la abstracción como parte de la figuración y al revés, se distinguen para formar algo en conjunto, aunque se puedan apreciar por separado. La concepción es una que luego se bifurca en su desarrollo con un mismo fin: la creación de imágenes. El exterior y el interior son más parecidos de lo que simulan ser, ambos forman partes iguales en la existencia de la vida.
Otras posibilidades de la fotografía experimental
En estos distintos enfoques y puntos de partida se producen formas de experimentar el medio fotográfico, llevarlo a su génesis, alterar sus distintas expresiones. Hay procesos que abren posibilidades artísticas y tecnológicas manteniendo algo inconcluso. La posibilidad se revela en la realidad como potencia a través de estas pruebas. En este momento donde cualquier imagen es puesta en una vidriera en pos de un objeto de consumo estético, se revalorizan estos lugares donde la tensión está aún sin resolver.
Experimentos más del tipo teóricos, ensayísticos, se muestran como otras formas de investigar sobre el medio a través de la fotografía experimental, tomarlo como algo más, llevarlo a lo elemental. Se retoma algo del medio técnico pero no quedándose ahí, si no tirando de sus cuerdas. El objeto y la técnica se mantienen enlazadas, se acercan y se alejan una y otra vez. Los dispositivos no son ni herramientas para investigar ni completamente funcionales artísticamente. Lo interesante es lo que pasa en el medio.
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Crítica/Curaduría. De Buenos Aires, Argentina.
