Tuve la suerte de conocer el original de Historia de un homicidio del escritor austríaco Ernst David Kaiser gracias a sus editores en Alemania. Helmut Braun, redactor independiente, y Ralf Liebe, editor e impresor, ambos con un buen historial de causas perdidas en el mundo de la edición, habían unido esfuerzos para sacar adelante una cuidada colección en los primeros años de este siglo, con el nombre de «Edition Die Tausend», que llegó a contar con doce volúmenes encuadernados en lino. El propósito era dar cabida a autores de calidad, tanto de prosa y poesía, que fueran poco o nada conocidos en el ámbito de lengua alemana.
A ellos llegué porque mi amigo el periodista Günter Wallraff le había hablado a Helmut Braun del interés que podía tener mi manuscrito de La falaz posteridad y él y Ralf Liebe me propusieron publicar la novela en su flamante proyecto. Quiso la casualidad que el volumen siguiente fuese el de Ernst David Kaiser y que Helmut me contase con entusiasmo y lujo de detalles las peripecias que precedían a aquella publicación mientras preparábamos la publicación de mi novela La mujer cambiada para la misma colección.
- Ingrid Bachér y el matrimonio Kaiser-Wilkins.
- Hermann Broch y el manuscrito imposible.
- El archivo de literatura alemana de Marbach.
Ingrid Bachér y el matrimonio Kaiser-Wilkins
Con Historia de un homicidio estaban orgullosos de dar la primicia de un verdadero hallazgo, me explicó Braun, gracias a la tenacidad de la escritora Ingrid Bachér, que había entablado una estrecha amistad con el autor y su esposa, la neozelandesa Eithne Wilkins, durante una larga estadía en Roma en los años 60. A ella habían dejado su legado cuando murieron en 1972 y 1975 respectivamente, en la ciudad británica de Reading, a mitad de camino entre Oxford y Londres.
Ingrid Bachér se enteró por el antiguo asistente universitario de Eithne Kaiser-Wilkins, quien le hizo saber que la voluntad de Ernst David Kaiser era que ella intentase publicar algo a partir del conglomerado de manuscritos que a su vez quedaba a su libre albedrío y disposición. Bachér aceptó de inmediato el cometido, pero nunca llegó a sus manos el anunciado paquete. No hubo forma de rastrear su pérdida. El asistente de Eithne Kaiser-Wilkins resultó estar interno e incomunicado en una clínica psiquiátrica y el hermano de Eithne se negó a dar cualquier información. Entonces fue que se dio por perdido el legado literario de Ernst David Kaiser e Ingrid Bachér acabó escribiendo una novela sobre aquel destino de su amigo Ernst David, que publicó en 1986 con el título de Die Tarotspieler (El jugador de tarot).
Kaiser era estudiante universitario de germanística en Viena cuando se produjo la anexión de Austria al Imperio Alemán el 12 de marzo de 1938. En su condición de judío huyó a Polonia vía Praga y se embarcó a Southampton en Gran Bretaña. Se estableció en Londres donde lo único que encontró para ganarse la vida fue un trabajo en el matadero. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial lo internaron y a continuación sirvió casi seis años en el Ejército del Reino Unido. Combatió en Francia, Bélgica, los Países Bajos y Alemania. Más tarde anotó que había «luchado contra Alemania por Alemania». En 1946 publicó su primer libro Schattenmann (El hombre en la sombra), una novela corta, en la editorial hamburguesa Hans Dulk. Volvió a Londres y empezó a trabajar como traductor y a fines de 1946 obtuvo la nacionalidad británica.
Hermann Broch y el manuscrito imposible
Cuando Ingrid Bachér conoció a la pareja en Roma, hacía más de una década que Kaiser había escrito su monumental novela. La primera parte a mediados de los años 40, en Londres, donde entonces enseñaba en la universidad Eithne Wilkins, germanista, traductora y poeta con quien se casó en 1949.
Dos años atrás, para poder escribir la segunda parte de Historia de un homicidio, Kaiser había pedido una beca a la Fundación Bollingen de Nueva York. El escritor Hermann Broch fue el encargado de redactar el informe sobre la primera parte, que fue muy positivo y elogioso. Consciente de la dificultad para encontrar editor por lo voluminosa que iba a resultar la extraordinaria novela, Broch propuso que se fundara una biblioteca encargada especialmente de conservar manuscritos valiosos que no hallaban editor y sin embargo eran dignos de ser publicados en el futuro, cuando la época estuviese madura para su recepción.
Conque Kaiser escribió la segunda parte de Historia de un homicidio (La casa blanca) sin beca y también una serie de relatos y cuentos, que no corrieron mejor suerte. Como traductores, en cambio, la pareja Kaiser-Wilkins eran muy cotizados por sus versiones en inglés de obras de Goethe, Kafka, Gottfried Benn, Lion Feuchtwanger, Ernst Wiechert, Oskar Kokoschka y Siegfried Lenz, así como las correspondencias de Gustav Mahler y de Arnold Schönberg. Pero la mayor fama y gloria les llegó con las obras de Robert Musil, cuyo Hombre sin atributos (The Man Without Qualities, traducción en 3 volúmenes: 1953, 1955, 1961, Secker & Warbug, 1960) no solo tradujeron al inglés sino que elaboraron una nueva edición del original a partir del legado del propio Musil. Se convirtieron pronto en los especialistas en Musil y la misma fundación Bollingen que le había negado la beca en 1947, becó a ambos de 1954 a 1965 para vivir en Roma y encargarse del destino de toda la obra de Musil. Al término de ello, y tras mucha resistencia, la editorial Rowohlt de Hamburgo aceptó sacar la nueva edición que habían preparado de El hombre sin atributos. En la misma editorial consiguió Kaiser publicar una monografía de Paracelso, de su autoría.
El manuscrito de Historia de un homicidio estuvo alojado tres años en la editorial Suhrkamp. De allí le pidieron al autor que recortase el texto, algo que se negó a hacer él mismo pues consideraba que debía hacerlo un tercero de modo “objetivamente útil”. Suhrkamp se lo devolvió sin más comentario. Algo similar ocurrió con Rowohlt; pese a que Kaiser había autorizado hacer los ajustes que vieran convenientes, le devolvieron el manuscrito sin decir más. Los esfuerzos posteriores de Ingrid Bachér por hallar editor tampoco dieron resultado.
El archivo de literatura alemana de Marbach
Décadas más tarde, en 2001, Ingrid Bachér habló de sus amigos Kaiser-Wilkins en un foro de la Sociedad Else-Laske-Schüler, tal como lo hacía en cada ocasión que se le presentaba. Un joven se ofreció a indagar con el argumento de que en la era de Internet estaba seguro de poder hallar algo. Y así fue, en el Archivo de de Literatura Alemana de Marbach (DLA) había numerosas menciones a Ernst David Kaiser. Allí estaba depositado el legado del germanista Wilhelm Bausinger, amigo de los Kaiser, donde se hallaba una copia mecanografiada de las más de mil páginas de Historia de un homicidio, una primera parte titulada La casa grande, un entreacto y una segunda con el título de La casa blanca.
Ingrid Bachér viajó de inmediato a Marbach, encargó copias de todo, y se echó a buscar editor. Solo en 2008 entró en contacto con Helmut Braun y Ralf Liebe, que se entusiasmaron de inmediato. Se acordó que Ingrid Bachér hiciese una exhaustiva y cuidadosa edición de mesa de la primera parte, que se leía en realidad como una novela independiente con respecto a la segunda parte, cuyo único vínculo era el personaje central.
El resultado fue la historia angustiosa de un hombre acaudalado y principal, Kalm, que se siente envuelto en un homicidio de manera surreal. Preso en una trampa que oscila entre la realidad y la ficción, el sueño y la vigilia, y que prácticamente lo desquicia por el peso de la culpa, Kalm pretende redimirse mediante la renuncia a todos los bienes y asuntos que han conformado su vida hasta ese momento.
Su publicación en 2010 (Die Geschichte eines Mordes, Ralf Liebe Verlag, Weilerswist) lo llevó de inmediato al primer lugar de la célebre lista de la Radio Sudoccidental de Alemania. Los más prestigiosos diarios reseñaron la novela celebrando el rescate de una obra que recupera, después de la Segunda Guerra Mundial, la tradición de la Modernidad, el último punto culminante de la literatura en lengua alemana. Historia de un homicidio es deudora tanto de la gran novela expresionista de la urbe, como de la modernidad literaria vienesa y praguense, que en gran medida fueron una modernidad judía.
En lo que me toca, desde que recibí amablemente mi ejemplar de Historia de un homicidio, supe que quería traducirla al español y no dudé en ofrecérsela a Antonio Ruiz de Ginger Ape Books, con quien había publicado ya la novela biográfica Borromini del escritor suizo Andreas Bellasi, otro rescate que me enorgullece, y conocía por tanto su seriedad y entrega a la edición de cada libro que aceptan para su catálogo. Me siento muy dichosa por haber tenido su confianza para apostar casi a ciegas por una obra que aún no había sido traducida a otra lengua extranjera. Como lo supo el buen Hermann Broch, solo medio siglo después, el lector iba a estar preparado para la recepción de esta novela singular, que transcurre en un solo día y una noche, y narra con la precisión de un mecanismo de relojería un peculiar caso de esquizofrenia en el Londres de 1942.
Los lectores tienen la palabra.
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Filóloga formada en Europa, escritora de ficción y traductora literaria. Ha recibido el Premio Nacional de Literatura de Perú en 2020 (categoría ficción). Tiene obra traducida al alemán, inglés, neerlandés, italiano y al griego. Ejerció la docencia universitaria en Friburgo de Brisgovia y Colonia.