Tras una reciente paternidad y con muchas ganas de salir -y muchas más de disfrutar de las artes escénicas-, recibí la invitación de Cía Deconne para acudir al estreno de Cría cuerdos en el Teatro Circo de Murcia, la tercera producción de la compañía. Qué mejor escusa para desconectar del día a día de nuestras frenéticas vidas repletas de trabajo y demás obligaciones para quedar fascinados con una obra que contiene mucho más de lo que a priori la compañía nos tiene acostumbrados.
Os mentiría si os dijera que no salí del Teatro Circo hecho un verdadero lío, pues me pasé la función viajando a multitud de referencias del cine, la literatura, la filosofía, y como no, del propio teatro. Creo que Cría cuerdos merece estas extensas líneas, pues tras todo ese envoltorio de fascinación y entretenimiento, de técnica y puesta en escena, llegaría la reflexión y con ella toda la crítica y complejidad que la creación de esta compañía de cuerdos esconde.
- La filosofía de Cia Deconné y su nueva apuesta.
- De qué va y a qué recuerda Cría cuerdos.
- El gran protagonista de Cría cuerdos.
- El equipo de Cría cuerdos.
- El poder transformador de las artes escénicas.
La filosofía de Cia Deconné y su nueva apuesta
Iremos por partes, pues decía que Deconné nos daba más de lo que a priori nos tienen acostumbrados, y eso lo decía por la propia naturaleza y filosofía de la compañía, comprometida con la integración, el respeto y la igualdad entre todos los seres humanos, sea cual sea su situación de riesgo de exclusión social:
Cía. Deconné se asienta en la firme creencia del poder transformador de artes escénicas en la sociedad, poniendo en escena a personas con y sin discapacidad para que sean escuchadas por el público.
El momento actual hace necesario, más que nunca, tener consciencia de la diversidad y la pluralidad social. Conocer otras realidades amplía nuestro mundo, y nos hace ver que, paradójicamente, desde nuestras propias particularidades, las personas no somos tan diferentes.
Cia Deconné
Palabras hechas realidad como ya pudimos comprobar con su primera producción La perspectiva del suricato. Además, tal y como nos tienen habituados, la función integra a toda la audiencia con dos intérpretes de lengua de signos y con una pantallita con subtítulos. Otra indudable muestra es nuestra querida María Jesús Baeza, que se ha convertido en un pilar fundamental de la compañía, siendo de nuevo titular en Cría cuerdos con un guion más hecho a su medida que su vestuario. Y lo de Javier Ruano… bueno, eso es algo sobrenatural. Lo dejaremos para el final.
Hablamos de una nueva apuesta no por el hecho de hacer una denuncia social como en otras ocasiones, sino por el hecho de incluir una nueva y potente crítica: en rasgos generales, al mundo más líquido, frenético, hipervisible y alienador, es decir, el nuestro; y en rasgos particulares, al tratar la crisis de identidad de nuestros protagonistas, algo que desemboca en la polarizada y de-transfigurada sociedad en la que vivimos.
De qué va y a qué recuerda Cría cuerdos
Cría cuerdos (parece uno de los genuinos juegos de palabras de Juan Abarca) nos sitúa en un mundo distópico donde se ha invertido nuestra ley natural más sagrada: la noche se ha convertido en día y el día en noche. Con el fin de encontrar la armonía y descubrirse a sí mismos nuestros protagonistas se someterán a un ‘Programa de readaptación a los nuevos ciclos vitales’.
A partir de esta premisa y con una puesta en escena que deambula entre lo futurista -más por el contenido que por una exuberante escenografía- y un hospital psiquiátrico -por el acertado vestuario de María Alemán y lo hilarante de muchos momentos-. Cría cuerdos, esta gran apuesta de Deconné, nos hace rememorar en algunos aspectos otras representaciones como la también murciana 3.000 kilómetros (2015) de Teatro de la entrega o la recargada Adictos (2022), de Pentación Producciones. Con buena intención esta última sí, pero con una crítica poco fortuita a la tecnocracia que quedó opacada por sus fuegos artificiales.
El trabajo de Deconné nos hace viajar por un inmenso amalgama de referencias de otras disciplinas, y sin ánimo de ensombrecer el excelente trabajo de la dramaturga Rocío Bernal, puede deberse a que ha sido una historia llevada a las tablas tras un viaje de perfeccionamiento en el que han intervenido muchas cabezas, y no solo las de los directores Pepe Galera y Javier Mateo. Me atrevería a decir que Cría cuerdos denota un trabajo coral en el que han tenido voz todos los miembros del equipo artístico y técnico. Nos lo confirmaba uno de los directores, Pepe Galera, en una conversación tras el estreno:
De pronto la interpretación subía dos escalones, la dirección escénica subía otro. De pronto llegaba escenografía y subía tres escalones al proyecto pero es que de pronto llegaban borradores del espacio sonoro y seguía sumando y subiendo, y luces y vestuario… Trabajamos la creación dejando libertad para que todos los departamentos artísticos sumen al proyecto y se involucren; lógicamente con coordinación. Pero dejamos al principio libertad para que todos aporten, a no ser que de pronto algo se desvirtúe mucho y haya que redirigir. Pero sí que vamos todos acompañando y sumando.
Pepe Galera. 20-02-2024
Distopía y control social. La literatura de Orwell y Huxley
En cuanto a literatura y distopía, cómo no acordarnos viendo Cría cuerdos de obras como 1984 de George Orwell o Un mundo feliz de Aldous Huxley, dos novelas distópicas que plantean dos escenarios de control completamente opuestos. Mientras que en 1984 el poder se ejerce mediante la represión, la vigilancia y la manipulación de la verdad, en Un mundo feliz se usa el condicionamiento, el consumo y el placer. Ambas obras cuestionan la libertad, la identidad y la felicidad humanas en un mundo donde el individuo queda sometido al colectivo.
Cría Cuerdos, al igual que las novelas 1984 y Un mundo feliz, plantea el dilema de la identidad, la libertad y la felicidad en un contexto social que las coarta y las distorsiona. No obstante, la obra se diferencia de las novelas en que emplea el humor, la ironía y el absurdo como recursos para mostrar la realidad de forma crítica y divertida. Tras estos necesarios elementos que la convierten en una obra de teatro apta para todo tipo de públicos, nos queda la siempre triste alegoría con el mundo real, donde el objetivo es la reinserción social desde la perspectiva más funcionalista, en la que todos debemos aportar, ser válidos y cumplir nuestro cometido dentro de la colmena.
Lavativa y simulacro. El cine de Kubrick y las Wachowsky
El ‘Programa de readaptación a los nuevos ciclos vitales’ nos viene ni que pintado para comenzar con las referencias cinematográficas, y es que Cría cuerdos da para mucho. Bien podría servirle a Charlie Brooker para un capítulo de Black Mirror. Tenemos algún momento triste e incómodo -puede que hasta violento según para quien-, que bien recuerda al método Ludovico de La naranja mecánica (1971), de Stanley Kubrick. Dicho ‘Programa de readaptación…’ es un proceso de alienación consistente en un viaje por la identidad del individuo, empezando por los aspectos más superficiales hasta terminar en el propio subconsciente y lo más íntimo del ser, revelando los aspectos más bochornosos de la personalidad de nuestros protagonistas.
Con el método Ludovico se obligaba al sujeto a visualizar imágenes violentas mientras se le drogaba para causarle malestar y así inutilizarlo ante la violencia. Con el programa de readaptación de Cría cuerdos las imágenes para su lavativa de sesera son sus propios rostros reflejados en el espejo. Puede que a simple vista parezca menos violento, pero sí igual de cruel, pues ahondan tanto en su Yo hablando con su propio reflejo que acaban destruyendo su personalidad para así quedar como sujetos inmaculados y listos para ser insertados de nuevo en el sistema.
Puede que sea por influencia o meramente por casualidad, pero la premisa de Matrix (1999) tiene mucho que ver con la de nuestra obra de teatro. Ambas nos presentan un mundo distópico donde se ha alterado el ciclo natural del día y la noche (en Matrix siempre es de noche), y donde los seres humanos viven en una realidad simulada que los aliena y somete.
En Matrix, los protagonistas se enfrentan a un proceso de desprogramación que implica cuestionar su propia identidad y su lugar en el mundo. Al igual que ocurría con la alegoría de la caverna de Platón, el objetivo es huir de la simulación, incluso a sabiendas de estar en plena guerra contra las máquinas (el opresor). En Cría cuerdos, más que de desprogramación, nuestros protagonistas se someten a un proceso de reprogramación. Ocurre al revés que en Matrix, pues el objetivo de nuestros protagonistas se asemeja más al de Cifra (Matrix), que quiere tener un rol dentro del sistema establecido (el opresor) y vivir en la ignorante felicidad. Los protagonistas de Cría cuerdos son individuos que se sienten desplazados del sistema y voluntariamente se someten al ‘Programa de readaptación…’ para volver a ser aceptados y tal y como ocurría con Cifra, ser unos felices ignorantes.
El hombre unidimensional de las artes escénicas
En su obra El hombre unidimensional, Herbert Marcuse analiza la ideología de la sociedad industrial avanzada que somete la libertad y la creatividad humanas a una cultura de consumo, conformismo y tecnocracia. Marcuse sostiene que el hombre unidimensional es aquel que ha renunciado a su capacidad de pensar críticamente y que se acomoda pasivamente a las exigencias del sistema, abdicando de su potencial revolucionario.
La conexión entre el concepto de hombre unidimensional y Cría cuerdos es evidente. Ambos plantean una crítica a la sociedad moderna que aniquila la libertad y la autenticidad humanas. No obstante, mientras que Marcuse propugna una recuperación de la dimensión crítica y negativa del pensamiento, que permita al individuo superar la resignación y aspirar a una sociedad más racional y humana, Cría cuerdos ofrece una visión cíclica, más pesimista y resignada, donde los personajes aceptan voluntariamente su reprogramación y su inserción en el sistema, sin mostrar a penas signos de rebeldía o esperanza (procuraré hablar solo desde el análisis teórico, sin desvelar el contenido de la obra). Así, y desde una durísima crítica, los protagonistas de Cría cuerdos son la representación perfecta del hombre unidimensional que Marcuse denuncia en su ensayo.
Máscaras: la dramaturgia y la metáfora del teatro
El modelo dramatúrgico fue una las aportaciones a la sociología más conocidas de Erving Goffman, otro concepto estrechamente relacionado con Cría cuerdos. En ella comparaba la interacción social con una representación teatral, donde los individuos actúan en base a unos roles. Según Goffman, los individuos tratan de controlar la impresión que generan en los demás a través de su conducta, que puede ser sincera o fingida.
Goffman crea dos espacios de interacción social: regiones anteriores y posteriores, es decir, escenarios y bastidores. En los escenarios, el individuo desempeñará su rol bajo la premisa de estar siendo observado, donde mostraría lo que Goffman denominó la fachada […]. En bastidores, el sujeto permanece en su espacio de intimidad y se relaja con respecto al rol.
Sergio Town (2020). Selfie y múltiples caras, el usar y tirar de nosotros mismos.
Así, los individuos muestran diferentes caras, poniéndose una máscara u otra según la situación, el contexto y el público, mostrando su Yo enmascarado ante la sociedad, trabajo, amigos, etc., normalmente proyectando lo mejor de sí mismos aunque sea falso, y reservando así su verdadero Yo para la intimidad, o como sucede en Cría cuerdos, para su Yo dibujado en el espejo.
La metáfora del teatro de Goffman, al igual que los creadores de Cía Deconné, nos permite analizar la identidad, la libertad y la felicidad humanas en un contexto social que las coarta y distorsiona, siendo, en primer lugar, nuestra sociedad, el escenario real de tanta apariencia y máscaras, y siendo en segundo lugar, la distopía de Cría cuerdos, una acertada crítica y alegoría de la primera.
El gran protagonista de Cría cuerdos
Tenemos un reparto excepcional formado por Rocío Bernal, Mª Jesús Baeza, Susi Espín y Javier Ruano. Cuatro intérpretes que ejecutan el papel de alrededor de diez personajes diferentes durante la función, cada cual más dispar y alejado del otro. Demuestran así su amplio registro y maestría sobre las tablas, además de con cada rol, con el desarrollo y evolución de sus personajes principales, los cuales reduciré en una sola palabra, la cual, será el leitmotiv de cada uno de ellos: INSEGURIDAD (Rocío Bernal), CONFORMISMO (Mª Jesús Baeza), ANSIEDAD (Susi Espín) y FALSICISMO o falso narcisismo (Javier Ruano). Características de las que se sirve Deconné para exponer los peores rasgos adheridos al individuo de nuestra sociedad hipermoderna y que nos da pie a hablar de identidad y del auténtico protagonista de Cría cuerdos:
El espejo, ese lugar donde nos encontramos con nuestro doble, con nuestro alter ego, también con nuestro Yo más abismal o que puede hacer de portal hacia otras realidades… Objeto que solo de por sí ya daría para varios artículos, se presta a todo tipo de narrativas, metáforas, psicología y demás significados. Merece este apartado ya que lo considero el gran protagonista de Cría cuerdos. Es el gran acierto del escenógrafo e iluminador Jesús Palazón.
Narciso, Blancanieves y Alicia. El espejo en la cultura popular
Esta ambivalencia del espejo se refleja en numerosas obras de la cultura universal, a las que Cría cuerdos evoca. Como el mito de Narciso, que narra cómo el joven se enamoró de su propio reflejo en el agua y murió ahogado al intentar abrazar su imagen. La historia ilustra el peligro al que lleva la autoadmiración y la falta de reconocimiento del otro, así como la fragilidad de la belleza y la vida.
Otro ejemplo es el cuento de Blancanieves, que muestra cómo la madrastra consulta a su espejo mágico para saber quién es la más bella del reino. El monstruo horroroso del espejo que bien podría representar el podrido interior de la madrastra le revela que existe una rival que la supera. El espejo es, en este caso, un instrumento de poder y de dominación, que alimenta la vanidad y la envidia de la madrastra, y que la incita a eliminar a su competidora.
El espejo también ha sido utilizado como portal que lleva a otros mundos, como en la ya mencionada Matrix o como en A través del espejo y lo que Alicia encontró allí. Su autor Lewis Carroll relata cómo Alicia atraviesa el espejo de su casa y accede a un mundo fantástico, donde todo es al revés de lo que está acostumbrada. El espejo, aquí, es una puerta a otra realidad, a otra lógica, a otra forma de entender el mundo, una invitación a la imaginación, a la creatividad, a la aventura; nada más lejos del uso del espejo en Cría cuerdos, relacionado con la autodestrucción, alienación y exploración de la identidad.
Presión social, cómo me veo y cómo me ven
El espejo nos muestra una imagen de nosotros mismos que es a la vez familiar y extraña, que es a la vez nuestra y ajena, que es a la vez fija y cambiante. Nos revela lo que somos (bastidores), pero también lo que no somos, lo que podríamos ser, lo que quisiéramos ser (escenario). La fotografía, en cambio, nos ofrece una ilusión de objetividad, de veracidad, de permanencia. Nos presenta una imagen de nosotros mismos que es idéntica a la que ven los demás, que es inalterable al paso del tiempo y que escapa a nuestra voluntad. La fotografía nos impone una identidad que no podemos cuestionar ni modificar, es la imagen de asquerosa superficialidad que debemos proyectar al mundo (escenario).
Frente a esta tiranía de la imagen que desfigura nuestra identidad desde el capitalismo más voraz jamás visto y la presión del aparentar a la que nos someten el retrato, el selfie y las redes sociales, Cría Cuerdos nos propone una reflexión crítica y lúdica sobre nuestra sociedad. Nos invita, a través de una sátira que ridiculiza nuestros aspectos identitarios más extendidos (inseguridad, conformismo, ansiedad y falsicismo) a cuestionar las apariencias y a liberarnos de las imposiciones. Estoy seguro al cien por cien de que los asistentes a la función se vieron reflejados en algún momento en cada uno de los personajes.
El equipo de Cría cuerdos
El Espectáculo tiene la colaboración del Teatro del Bosque de Móstoles, el Teatro Circo de Murcia y el Teatro Villa de Molina. Y el resultado es asombroso, no hay que ser muy astuto para ver que todo el equipo ha remado coordinado y en la misma dirección. Pero lo crucial para que Cría cuerdos llegase al Circo así, fueron las dos semanas de residencia artística y técnica en Móstoles, en un teatro completamente cerrado para todo el equipo artístico y técnico y trabajando de nueve de la mañana a nueve de la noche.
No habíamos experimentado hasta ahora una residencia así pero ha sido crucial. Hubiese sido imposible llegar al estreno al Circo tal y como lo hicimos. La función no habría crecido tanto.
Pepe Galera. 20-02-2024.
El sonido distópico de la inteligencia artíficial
El espacio sonoro, de la mano de Javi Almela, ha sido de lo más curioso, con unas voces en off que causan extrañamiento. No sabes si son reales o no, si son amigas o enemigas, si son fiables. Mientras las oía -excepto las voces grabadas de Ruano y Baeza- me preguntaba si serían voces humanas grabadas imitando a robots o si serían robots programados para imitar las voces humanas. Resulta que han sido creadas con inteligencia artificial, lo más apropiado para esta distopía donde cuesta distinguir entre realidad y ficción o entre lo humano y lo artificial. Las voces en off generadas con IA representan el sistema opresivo y deshumanizador, que se comunica con los personajes a través de mensajes impersonales y fríos. Sin mucho más que añadir, el espacio sonoro ha sido de lo más correcto a la narrativa con el uso de reverbs exageradas en momentos oníricos y cosas así.
La luz y el reflejo, un desafío escénico
Volviendo a Palazón, el culpable de la escenografía y los espejos, me hace pensar como diseñador de iluminación también que es, si fue antes el huevo o la gallina. Me explico, pues en el proceso creativo la inspiración llega por toda nuestra experiencia acumulada y no por la aparición de ninguna virgen ni musa. Entonces, ¿llegó esta gran idea pensando como iluminador, imaginando el bonito efecto que crearían las luces al rebotar en los espejos, y ya de paso, va ni que pintado para hablar de identidad; o llegó a esta gran idea como escenógrafo porque el espejo era idóneo para hablar de identidad, y ya de paso, el rebote de las luces quedaría muy bonito? (Me quedo con la primera opción Jesús, ya me lo desvelarás cuando hablemos). De cualquier manera, buen trabajo. Sin mucho más que añadir, el diseño de iluminación fue correcto, homogéneo y acompañando -al igual que el espacio sonoro- como es debido a la narrativa, bello y efectista, esto último sobre todo en el Teatro Circo de Murcia. El diseño será fácil de adaptar a cualquier teatro, pero nunca quedará igual como en su estreno.
Uniforme VIP para un régimen totalitario
Toca hablar del diseño de vestuario de María Alemán, sumida en un trabajo que plantea una reflexión sobre la identidad y la imagen en un mundo distópico y opresivo donde sí, los espejos son un elemento escenográfico clave, pero también el vestuario, porque según el día, nos vestimos de una manera o nos vestimos de otra (o nos ponemos esta máscara o nos ponemos esta otra).
El vestuario juega con la misma dualidad que el espejo y tiene un papel importante, pues representa a la perfección la libertad y la sumisión del individuo. Al principio, cada personaje viste según su personalidad o según la imagen que quiere proyectar al exterior, pero después, todos adoptan el mismo vestuario blanco y estilo new age, aséptico y como de psiquiátrico pero a la vez como exclusivo, que los convierte en clientes vip de un régimen totalitario.
Los retos técnicos de Deconné y el brutal Javier Ruano
Hablábamos al principio de la labor de integración de Cía Deconné, y con ello, del papel hecho a medida para María Jesús Baeza. Hablemos ahora del escenario hecho a medida para el brutal Javier Ruano. Espacio sonoro y luces a su servicio maestro.
En cuanto a espacio sonoro, se tuvieron que suprimir los micros del reparto de la salida de monitores, ya que al parecer, nuestro actor con capacidad visual reducida se guía por las voces de sus compañeros para ubicarse en el espacio y que estas salieran por monitores le hacía la picha un lío. Por lo que las voces salen únicamente por P.A. En cuanto a diseño de luces, los dos focos del centro en boca son de guía para que el actor pueda delimitar el escenario. Lo más sorprendente de todo es que, obviando la escenografía y los compañeros, Ruano no tiene ninguna guía más, por lo que tiene doble trabajo ya que además de actuar la mar de bien, tiene que medir y estudiar el espacio a conciencia para no pegársela.
Deconné adapta su trabajo a las necesidades y capacidades de sus actores, creando un espectáculo inclusivo y original. María Jesús Baeza y Javier Ruano son dos ejemplos de cómo el teatro puede ser un espacio de expresión y superación para personas con discapacidad. En Baeza, con un guion hecho a su medida, y en Ruano adaptando el espacio sonoro y el diseño de luces.
El poder transformador de las artes escénicas
Tras una inmersión profunda en el deslumbrante mundo de Cría cuerdos, emergen reflexiones de índole multidisciplinar, donde las artes escénicas se entrelazan con referencias cinematográficas, literarias y filosóficas. El libreto de Rocío Bernal se erige como una poderosa crítica al entorno líquido y alienador de nuestra sociedad contemporánea. A través de la distopía y el humor, cuestiona la identidad, la libertad y la felicidad en un contexto dominado por la imagen y la conformidad.
En su análisis más profundo, Cría cuerdos nos confronta con la necesidad imperiosa de formar en pensamiento crítico y luchar por una sociedad más justa y humana, evidenciando así el poder transformador de las artes para sembrar la semilla del cambio con el propósito de legar un mundo más equitativo y compasivo a nuestros hijos.
Otros artículos de tu interés:
- La importancia del espectador en el arte y la cultura. (cual es el rol del espectador en el arte).
- La caida de la casa Usher de Edgar Allan Poe | Análisis. (la caída de la casa usher análisis).
- Cinco horas con Mario de Miguel Delibes | Análisis y resumen.
- Mujeres, literatura e historia. Grandes referentes. (la mujer en la literatura).
- El club de la lucha. Extremismo, consumismo y revolución. (analisis club de la pelea).