- La Casa Usher que habita en mí.
- Una enfermedad llamada soledad.
- La psicología oscura de Poe en La caída de la Casa Usher.
- El misterio detrás de un apellido, ¿una bendición o una maldición?
- En la oscuridad de la vida se enciende una luz, pero en La Casa Usher solo hay destrucción.
La Casa Usher que habita en mí
Poe, considerado uno de los renovadores de la novela gótica, cuyas líneas enmarcan el llamado romanticismo oscuro, crea La caída de la Casa Usher (1839), una obra que analógicamente muestra esa casa que habita en mí, donde me hice la invitación a recorrer cada pasillo y habitación. Casa que alguna vez fue un castillo lleno de múltiples colores, sueños y aspiraciones, que al pasar los años y crecer, tener experiencias hasta llegar a la madurez, solo quedan unas devastadas paredes llenas de grietas, con recuerdos tristes y amargos, manchados por las lágrimas que una vez derramé.
Una enfermedad llamada soledad
La soledad se convierte en una compañía muy frecuente, pero con el tiempo la convertimos en enfermedad.
En La caída de la casa Usher (1839) se enmarca una enfermedad llamada soledad, la cual, muchos no saben manejar y los lleva a un final; esto se ve reflejado cuando el narrador habla de manera puntual mostrando su primera persona, en ese pacto narrativo. Roderick Usher fue su amigo de infancia, el cual está enfermo y anhela verlo para que le anime con su presencia. No alejando la realidad de la vida con la de la obra, este suceso enmarca el sentir del ser humano cuando su vida está por terminar, recurriendo a esas buenas amistades que le socorren en su último aliento, sin importar que al reencontrarse, su propia vida pueda también finalizar.
La Casa Usher no solo es una edificación en ruinas, sino el eje principal donde muchos acontecimientos marcan una historia llena de amor, dolor, soledad y lo sobrenatural. Una historia llena de misterio que deja ver cómo la muerte no solo acaba con el ser humano, sino que deteriora el edificio hasta la destrucción. Bases sólidas de cemento que conforman una edificación que en sus años anteriores era símbolo de fuerza, potestad y abolengo.
La psicología oscura de Poe en La caída de la Casa Usher
Poe muestra oscuridad en las tramas de sus obras, pero dejando una claridad de los pensamientos que tiene al momento de escribirlas y plasmarlas en sus personajes.
Al analizar un poco la vida, las obras, y la parte psicológica en que se encontraba Poe al momento de escribir La caída de la Casa Usher (1839), se puede identificar en el mundo literario, como uno de los escritores que saben recrear ambientes lúgubres, llenos de momentos inquietantes, que llevan a un sobrecogedor sentimiento de tensión, ansiedad y miedo a quienes leemos sus obras. El estilo que maneja Poe en La caída de la casa Usher: desde los detalles de ruinas hasta las sensaciones de terror que vive el personaje del cuento; son tan intensos que yo mismo los viví en mi interior.
Cada personaje presenta una conexión muy fuerte en las historias de cada uno, las cuales se unen en la formación del misterio; de dos muertos que ayudan a deteriorar esa edificación y que solo porque la historia fue escrita y enviada al narrador luego de haber ocurrido ese desenlace final, se pudo conocer con certeza qué fue lo que ocurrió y cómo cada miembro fue un detonante de la caída.
El misterio detrás de un apellido, ¿una bendición o una maldición?
Cada apellido tiene una historia. Cada historia tiene un apellido. Usher es un apellido lleno de calamidad y terror.
Nuestro nombre no solo es lo que nos lleva a ser identificados ante la sociedad; de igual manera, nos encierra en ese legado familiar, lleno de apellidos y abolengos. Usher no solo es el apellido de esa singular familia, sino la casa que durante el transcurso del relato, evidencia una secuencia de sucesos que generan terror, pasión, miedo o rabia.
Se podría creer que hay un narrador, quien cuenta la historia a quien la lee, pero al hacer nuestro análisis se puede observar que es Poe quien le narra a Usher toda esta pasión oscura. Es entonces que miro mi vida y trato de escribirla para luego contármela frente a un espejo donde se refleje mi imagen, para poder escuchar y mirar mis errores, que me han llevado a destruir mi propia casa llamada vida, llamada yo. Esta obra es análoga a la casa de mi vida, en ambas hay ruinas físicas y sentimentales, las cuales solo se ocultan cuando se barnizan los exteriores, mostrando una belleza falsa, que al abrir la puerta de entrada de esa vivienda, solo saldrá ese frio intenso de soledad y dolor.
Poe presenta en La caída de la Casa Usher (1839) una secuencia intermitente en relación al espacio y tiempo, mostrando sucesos del pasado como si estuvieran ocurriendo en ese presente. Gracias a ello, cada línea escrita por ese narrador permite a quien la lee disfrutar de momentos que ocurrieron, pero que repercuten en el desenlace de la obra.
El título de la obra muestra la ambigüedad de una interpretación real y fantástica, llena de misterio, abriendo un portal a lo sobrenatural y dando cabida a un sinfín de interpretaciones acomodadas a cada situación y contexto de la vida de los seres humanos.
“Cuando depositamos nuestra lúgubre carga sobre unos caballetes, retiramos parcialmente la tapa del ataúd, que estaba aún sin asegurar, y contemplamos el rostro de quien lo ocupa”
(Edagar Allan Poe, 1839: 130).
Citando estas líneas se puede discernir que en ocasiones se colocan las esperanzas en situaciones, personas o cosas; que se creen estar firmes, dentro de un marco que muestra seguridad, pero al que no le vemos la cara de muerte, que puede ser física o espiritual. La edificación Usher seria ese ataúd, que está sobre unos pilares de cemento de apariencia sólida, donde la puerta sería la que mostraría la cara de esa muerte que ha destruido poco a poco cada vestigio de lo que una vez fue una descomunal y recia edificación.
En la oscuridad de la vida se enciende una luz, pero en La Casa Usher solo hay destrucción
Luego de sumergirme en las líneas de La caída de la Casa Usher (1839), tan llena de momentos de sosiego y a la vez ansias por saber lo que sucederá en cada pasar las hojas, podemos observar nuestras vidas, de las que alguna vez ha emanado el olor a miseria, fracaso y terror; el terror por atrevernos a cambiar y salir de la oscuridad en la que nosotros mismos nos metemos. Luego termino de leer las líneas finales de la obra de Usher, y me doy cuenta que somos iguales pero a la vez diferentes. Podemos salir de esa oscuridad y salvarnos, pero en la obra del genuino Poe, cada vez que abramos las hojas para en ella entrar, la historia nunca cambiará.
Para concluir lo que no se puede concluir, se llega una interpretación de unión de lo real y lo no real, de la verdad con la falsedad, del dolor con la felicidad, donde no hay una explicación lógica de una verdad, sino una sensación de que algo faltó y que nada se logró. Atisbamos la ambigüedad de nuestras vidas como un castillo en ruinas y lleno de historia, donde se permite la entrada al mundo para podernos dañar, pero que luego se puede reparar. Poe termina su historia dejando un sinsabor de triunfo, de satisfacción, con rastros de dolor, pero yo, dejo mi vida con una reconstrucción.
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Cursa la Licenciatura en Lengua Castellana y Literatura en la Universidad de Córdoba Colombia. Asimismo es administrador financiero. Su pasión por el arte lo ha llevado a diversas representaciones en obras teatrales, la escritura de ficción, y el ensayo crítico.