Es imposible hablar del séptimo arte sin mencionar la saga de El Padrino. La repercusión mediática de las tres partes y su honda influencia a todos los niveles no tiene ninguna comparación con otras películas de cine negro o estrictamente de mafia. La trilogía va más allá del género y forma parte de la iconografía popular del siglo XX.
Índice de contenidos
- El padrino, una novela de Mario Puzo.
- Un éxito desde todos los ángulos.
- El padrino, con Shakespeare de fondo.
- Historia de Nueva York.
- La llegada de Michael Corleone.
- Análisis de El padrino.
- La orden 66.
- El precio del poder.
- La influencia de El padrino.
El padrino, una novela de Mario Puzo
Basada en una novela de Mario Puzo y con Francis Ford Coppola como director de la trilogía, narran la llegada a Estados Unidos de Vito Corleone hasta que forma una familia; y también su ascenso vertiginoso al poder, dentro del complejo entramado político, social y económico americano de mediados del siglo XX, como una versión mística y sangrienta del American Dream y la posterior continuidad de ese mismo sueño por parte del menor de los hijos: Michael Corleone.
Un éxito desde todos los ángulos
Desde un punto de vista estrictamente cinematográfico la trilogía es un éxito desde todos los ángulos. Con su impresionante fotografía tanto en interiores como en exteriores de la ciudad de Nueva York, Sicilia, Nevada o la Habana; como el impecable vestuario de época.
La eterna y melancólica banda sonora de Nino Rota, el guion con diálogos a veces calmados y otras veces vertiginosos, con todo tipo de frases lapidarias y de citas inolvidables al despliegue de un asombroso abanico de movimientos de cámara y de recursos de montaje, maquillaje, una impresionante dirección artística y unas interpretaciones gloriosas por actores que han pasado a la historia como Marlon Brando, Robert de Niro, Al Pacino, John Cazale o Robert Duvall.
Es reseñable la calidad artística de la fotografía, con ese juego de luces que nos traslada a los distintos escenarios y ambientaciones de forma única, donde la luz está presente en bodas y eventos sociales y las sombras se ciernen sobre los personajes antes de cada crimen. Una iluminación que se asemeja a la pintura barroca de artistas como Rembrandt o Caravaggio.
El padrino, con Shakespeare de fondo
En cuanto a las temáticas de El padrino, van desde el amor, la familia, los negocios y principalmente el poder y las consecuencias de éste, como en cualquiera de las obras de William Shakespeare, con la presencia de la ambición y de la muerte constante en todas las acciones. Bodas, negociaciones e historias de amor y crimen que permanecen insertas en el imaginario colectivo y que circulan en la cultura y el arte del siglo XX.
Historia de Nueva York
El estudio que realiza Mario Puzo en su novela y la posterior adaptación cinematográfica de Coppola son ricas en detalles en lo que respecta a las siete familias de Nueva York, a su compleja relación y a los giros constantes en su lucha por el poder.
Se observa la conexión existente de la mafia con las altas esferas americanas. El papel de la mujer es subterráneo, pero de una trascendencia vital para el desarrollo de la trama, y son ellas las que sufren de manera constante las consecuencias de la violencia y la sed de poder de los hombres.
Otra reflexión importante es cómo los tres hijos de Vito: Sonny, Michael y Fredo, desarrollan una personalidad distinta, así como el detalle de que Fredo, desde el principio, se sienta intimidado por el carisma y la inteligencia de Michael.
La llegada de Michael Corleone
Aunque en un principio es Vito Corleone quien domina la historia con la boda y las peticiones del inicio de la primera parte, pronto vemos cómo el hermano mayor, Sonny, el destinado a ser el nuevo padrino, no es el adecuado para suceder a Vito por ser una persona demasiado emocional, algo que le llevará a la violenta muerte que bien nos recuerda a la escena final de Bonnie and Clyde (1967). Todo conducirá a que inesperadamente Michael herede el imperio Corleone.
A lo largo de ese terrible camino, Michael Corleone se enfrentará solo a la muerte de su amante italiana Apolonia, al aborto de su mujer americana, que tendrá una repercusión tremenda en la historia de la familia, y a todo tipo de ataques, alianzas y traiciones por parte de sus enemigos, demostrando en todo momento una extraordinaria capacidad de adaptación al peligroso entorno en el que se mueve.
Análisis de El padrino
Las tres partes de El padrino se encuadran siempre dentro de la misma estructura. Evento social, ataque a la familia, reestructuración y venganza, con el color naranja como aviso de que se va a cometer un crimen. Luego aparecen constantemente las complejísimas relaciones familiares padre-hijos, matrimoniales y la más importante de todas, la difícil y finalmente trágica relación entre Michael y su hermano Fredo, con tintes evangélicos y cainitas.
Conocemos los orígenes de Vito Corleone en Sicilia en la segunda parte -interpretado de una forma impecable por Robert de Niro- y su posterior venganza del capo asesino de su madre, don Ciccio, y cómo, después de quedarse sin trabajo, se abre paso en el Nueva York de los años 20 asesinando también al jefe mafioso local.
Al mismo tiempo, y en un espectacular juego con el tiempo y el montaje, vemos el ascenso al poder de Michael, entre salones de juego y el negocio fallido en Cuba por el golpe de Estado de Fidel Castro. También, junto al judío Hyman Roth, regalándonos esa gran escena durante la Nochevieja en la Habana, cuando se confirman la sospechas de traición de su hermano Fredo.
La trilogía del Padrino toca de esa manera la historia de su época de una forma brillante con el golpe de estado cubano y la posterior construcción en las Vegas por parte de la mafia. También es importante reseñar la investigación a la que se somete por parte de la Fiscalía americana a los negocios de la familia y de cómo ésta, con un trabajo impecable por parte de Tom Hagen, consigue librarse de sus problemas con la justicia.
La orden 66
Con el apoyo -de nuevo- del consejero Tom Hagen, que no tiene lazos familiares con los Corleone pero que es siempre leal y fiel, será el hermano pequeño Michael, y que en principio no estaba destinado a ser el sucesor, quien tome el testigo de Vito y asuma la responsabilidad de liderar a la familia.
Es elegido para el encuentro con Sollozzo (el Turco), con esa pistola escondida en el baño tras el intento de asesinato de Vito. Michael debe huir a Sicilia y vivir una trágica historia de amor con Apolonia, hasta su retorno a Nueva York y el célebre Bautismo de Fuego que bien se inspiró George Lucas con la ejecución de la Orden 66 el capítulo III de Star Wars: La venganza de los Sith (2005). Una clase magistral de montaje que mezcla el bautismo del sobrino y también ahijado del nuevo Don: Michael; el orquestado asesinato en ese mismo momento de los líderes enemigos de la familia Corleone; y la música -que bien podría pasar por diegética- de Bach: el Pasacalle y Fuga en C menor, BWV 582.
El precio del poder
Un envejecido y castigado Michael Corleone, con una marcada evolución del personaje, será el encargado durante la tercera parte, ya en los años noventa, de blanquear dinero y adaptar a los tiempos modernos la familia, esta vez, negociando con el Vaticano, con una imagen nueva desde el punto de vista empresarial y con una nueva mirada crítica a la corrupción de las altas esferas.
La inteligencia de Michael Corleone y su forma de nadar entre tiburones es, sin duda, el eje central de la trilogía que nos arrastra a un final dramático en el que descubrimos, después de tomar todo tipo de decisiones a veces terribles y de una lucha constante con sus enemigos, que el precio de su poder no es otro que la soledad. Un ejército de sombras le siguen en su camino a la hora de hacer justicia y de dar continuidad al sueño americano de su padre.
El desenlace está a la altura de toda la saga y forma parte de la historia del cine, en una obra que refleja la complejidad del ser humano en todas sus formas, desde el amor, la familia y sus lazos, o el uso de la violencia para conseguir el poder y sus terribles consecuencias para uno mismo y para los demás. Quizás la tercera parte fue un tanto incomprendida por no tener la misma ambientación de cine clásico, pero no cabe duda de su calidad cinematográfica, de nuevo, repleta de giros inesperados, de negociaciones y de todo tipo de crímenes con un impresionante cierre con tintes de tragedia griega.
La influencia de El padrino
La trilogía de El padrino marca un claro hito en el desarrollo del cine de mafia y es su obra cumbre, después vinieron títulos como Pulp Fiction (1994) de Tarantino, Uno de los nuestros (1990) de Scorsese o Scarface (1983) de Brian de Palma, que siguen su estela de una forma brillante. Sin olvidar tampoco una de las series más exitosas de los últimos años: Los soprano (1999-2007), con un inolvidable James Gandolfini como otro tenebroso mafioso digno del género.
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