En una sociedad donde el concepto de libertad ha sido siempre definido por el hombre blanco y el mundo occidental, aparece el Afrofuturismo para despedazar los estereotipos vinculados a la cultura negra y reclamar una identidad renovada a través de la ciencia ficción y la fantasía histórica. El Afrofuturismo es una forma de mirar hacia el futuro desde un prisma afrocentrista, proyectando realidades alternativas alejadas de la visión apocalíptica siempre asociada a la comunidad negra. Realidades que dejan atrás la esclavitud, la segregación y la marginalidad para mostrar un hombre negro fuerte, profundo y protagonista.
La ciencia ficción es el idóneo campo de cultivo donde las historias de alienígenas y la colonización del espacio son empleadas como metáforas para poner sobre la mesa los conflictos interraciales.
El Afrofuturismo sentó las bases y ha servido de inspiración para movimientos como, entre otros, el Futurismo del Golfo. Sophia Al Maria y Fátima Al Qadiri, dos de sus principales exponentes, dan visibilidad a la posición de la mujer en la sociedad árabe y a los efectos de la hipermodernización en una población hasta hace pocas décadas estructurada en sociedades tribales, ajenas casi por completo al desarrollo tecnológico de occidente.
- ¿Qué es el Afrofuturismo? Conceptualización.
- Literatura Afrofuturista: las mujeres toman el mando.
- Sun Ra, el pionero extraterrestre.
- Arte y Afrofuturismo: de las calles al mainstream.
¿Qué es el Afrofuturismo? Conceptualización
El término Afrofuturismo fue acuñado por Mark Dery en su ensayo Black to the future (1994). En este analizaba la diáspora africana abordando temas tales como las inquietudes de los negros dentro del contexto de la cultura techno de finales del siglo XX y la posibilidad de estos de concebir un futuro alentador a partir de reimaginar el pasado. Presente, pasado y futuro se entremezclan de forma líquida en un marco identitario, místico y metafísico.
La intención de Dery fue recoger el testigo de muchos de sus predecesores y redefinir el Afrofuturismo como un movimiento incompleto, en constante evolución y continua expansión; un punto de entrada poliédrico donde las ideas fluyen libres a través de cualquier representación artística, contraviniendo la narrativa blanca siempre encargada de encapsular la exteriorización existencial de la comunidad negra. Con una estética muy reconocible, el Afrofuturismo se nutre de las tribus africanas, el espacio, la parafernalia cibernética y el antiguo Egipto para definir su imagen. Dicha estética se hace patente en un amplio espectro de las artes plásticas, siendo significativa en la pintura, la escultura, el grabado, el cómic e incluso el graffiti.
Literatura afrofuturista: las mujeres toman el mando
El género literario afrofuturista, al contrario de la gran mayoría de los géneros literarios, está liderado por mujeres. Nace a principios de los 70 y tiene en la escritora estadounidense Octavia Butler (1947-2006) a su figura más relevante.
Ella fue la encargada de pavimentar el camino para que muchas mujeres negras se sumergieran en la literatura de ciencia ficción y el movimiento afrofuturista como medio de empoderamiento creativo. Además de hacerse un hueco a codazos en un mundo hasta entonces exclusivamente reservado al varón blanco, Octavia Butler también introduce en su obra la temática feminista e igualitaria y aboga por una mujer con un rol preponderante y abierta a cualquier orientación sexual. Butler fue capaz de vaticinar en sus novelas realidades actuales como el calentamiento global, la tiranía de la industria farmacéutica o la aparición de líderes totalitarios en las grandes potencias mundiales. Dentro de su obra podríamos destacar la serie Patternist, formada por cinco novelas que datan desde principios de los 70 a mediados de los 80, la trilogía Xenogenesis y Kindred (1979), un éxito de ventas en Estados Unidos que pasó desapercibido para el mundo hispanohablante ya que solo recientemente se tradujo al español.
Otra figura destacada de la literatura afrofuturista es N. K. Jemisin (1972), ganadora de numerosos premios literarios por sus relatos de ficción especulativa incluyendo el premio Nebula, el Hugo y el David Gemmell Morningstar al mejor debut de fantasía. Su obra es muy extensa, pero merecen una especial mención las novelas The Killing Moon, The Shadowed Sun y The Inheritance Trilogy. La polifacética Ytasha Womack, además de reconocida directora de cine y bailarina, también se adhiere al movimiento como escritora con obras como Afrofuturism: The World of Sci Fi and Fantasy (2013) y la serie Rayla 2212. Womack definía el Afrofuturismo como “la exploración de la intersección entre la cultura negra, tecnología, liberación e imaginación”.
Sun Ra, el pionero extraterrestre
Sun Ra fue a la música lo que Octavia Butler fue a la literatura afrofuturista, un auténtico pionero y un referente, que encontró en el Jazz un ecosistema sin barreras donde la experimentación fue el denominador común. Se autoproclamó como un ángel proveniente de Saturno y tras escuchar muchos de sus álbumes, no seré yo quien se atreva a contradecirlo. Esta denominación autoimpuesta lejos de ser aleatoria o excéntrica, se basaba en la negación de Ra a ser asociado con la especie humana a la que consideraba una especie fallida, principalmente por su rechazo hacia los conflictos bélicos. Sun Ra fue uno de los primeros negros en declararse objetor de conciencia por lo que sirvió tiempo en la cárcel. Podemos considerarlo como multi-instrumentalista, aunque sin duda fue el piano su herramienta predilecta y con la que alcanzó el virtuosismo.
Comenzó a formar sus propios grupos en los 50: primero los denominados “tríos espaciales” hasta que finalmente fundó la Sun Ra Arkestra, que le acompañaría durante el resto de su carrera musical. El compromiso con su obra era tal, que montó las denominadas “Casas Ra”, donde convivía con toda su banda y en ocasiones sometía a los músicos a sesiones de ensayo de 12 horas, sin importar si estas comenzaban de madrugada. En los 60 empezaron a vestir túnicas egipcias en sus conciertos y sus actuaciones, representaciones teatrales cósmicas, comenzaron a sacudir los cimientos de la industria musical y a captar adeptos entre la población blanca.
Grabó cientos de discos en su dilatada carrera y facilitó la accesibilidad al avant-garde para el público más convencional, algo que solo unos pocos elegidos como el propio Ra o Dave Brubeck con su Cool Jazz fueron capaces de conseguir: llevar el Jazz a las masas. Buena prueba de esto es su álbum Space Is The Place, una extraordinaria ópera espacial a la vez experimental y pegadiza, deliciosamente asentada en la más insondable psicodelia.
Su aventura vital-musical-espacial alunizó en los más exquisitos solos de piano, amartizó en el funk experimental y viajó por las galaxias del Big Band Swing, el Bepop y el Free Jazz. Poeta, filósofo, compositor, músico, artista… Fue uno de los primeros músicos en crear su propia discográfica, Saturn Records, para así tener absoluto control sobre sus grabaciones. Ra trasciende su música y ha inspirado a artistas como George Clinton, Lee “Scratch” Perry, Afrika Bambaataa, Public Enemy y en la actualidad a Janelle Monàe y Moor Mother por nombrar algunos de una interminable lista. Pero es Miles Davies con su álbum Bitches Brew quien consigue sintonizar la indescifrable frecuencia de Ra y dejar para la historia un disco que te hace escapar de la gravedad y bucear en lo más inhóspito del espacio exterior.
Arte y Afrofuturismo: de las calles al mainstream
Quizás sea Jean-Michel Basquiat el artista afrofuturista más reconocible para el gran público; fue portada de New York Times Magazine, colaboró regularmente con Andy Warhol y tenía a Madonna entre sus amistades. Pero el camino hasta la cima fue arduo y tortuoso. Debido a la mala relación con su padre abandonó el hogar familiar siendo todavía un adolescente para vivir en las calles de Brooklyn, donde se convirtió en un prolífico grafitero. Esa prospección inmersiva en la vida urbana de Nueva York, ciudad donde nació, marcó sin duda su obra hasta su trágico final.
A finales de los 70 el Afrofuturismo estaba in vogue en La Gran Manzana y pronto abrazó la herencia cultural africana en su trabajo, adornando figuras históricas de la sociedad negra y zambulléndose en la problemática afroamericana de su tiempo. El surrealismo, el expresionismo abstracto, el realismo social y el arte conceptual acabaron de moldear un estilo propio: turbulento, trágico e inspirador. Con solo 18 años creó un cómic titulado “¿Qué? Sexo, violencia, drogas y diversión” donde contaba la historia de un OVNI accidentado en La Tierra . De él surge un afro-alien que se apropia de forma violenta del coche de un humano para dirigirse a toda velocidad hacia Nueva York. Desde este punto de partida hasta el reconocimiento mundial hay una historia de importantes galerías de arte, fama, drogas, dinero y un legado artístico incuestionable. Finalmente fallecería el 12 de agosto de 1988 víctima de una sobredosis de heroína.
En la actualidad parece existir un resurgimiento del arte afrofuturista, que ha ocupado las salas de los museos, galerías de arte y espacios multidisciplinares más importantes de Estados Unidos. La exposición The Black Angel of History acogida por el Carnegie Hall de Nueva York y comisariada por Reynaldo Anderson, se presenta como un análisis de la cultura visual y la tecnología dentro del movimiento afrofuturista. Esta exposición donde aparecen tanto artistas consagrados como talentos incipientes, explora a través de ilustraciones, diseño gráfico, medios mixtos y vídeo la contranarrativa afrofuturista y la lucha de la creatividad en un contexto de resistencia social y política.
Otro museo de referencia como el Metropolitan Museum of Arts exhibió en 2019 la colección The NewOnes will Free Us de la artista keniata Wangechi Mutu. Su obra ahonda en la condición humana desde el prisma de la mujer africana. Mutu también expone su excepcional escultura MamaRay, parte humana, parte manta raya, parte criatura alienígena en el Nasher Museum of Art.
Otro artista destacado del movimiento en la actualidad es Osborne Macharia, un maestro en la creación de universos paralelos para la comunidad negra. Fotógrafo autodidacta nacido en Nairoby, su trabajo rediseña la imagen de África aunando elementos históricos con el presente y los anhelos de un futuro mejor, valiéndose de la ficción y la fantasía. Recorre temas como la igualdad, la inclusión, el enanismo y el albinismo para crear imágenes impactantes y en ocasiones distópicas.
Películas como Black Panther (2018) y Black Panther: Wakanda Forever (2022) son la prueba inequívoca de la vigencia del Afrofuturismo, que ha alcanzado incluso la maquinaria mainstream de Marvel.
Me gustaría aprovechar estas líneas para rendir homenaje a la recientemente fallecida Tina Turner. Su aportación en Mad Max Beyond Thunderdome como tía Ama, con su estética futurista y su indómito carácter nos mostró la mujer fuerte y protagonista que perfectamente habría tenido cabida en la imaginación de la mismísima Octavia Butler.
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Escritor, traductor y músico frustrado. Viajero empedernido y loco del Jazz. Aprendiz de todo, maestro de nada.