“No quiero ver danza. No quiero ver teatro. Quiero ver la experiencia humana, lo que está vivo y despierta ecos y silencios” .
Eugenio Barba.
Así, con la cita de Eugenio Barba se podría resumir el espectáculo NADA, de la compañía Ferrer & Weidmann. Porque es una experiencia humana y porque está despertando ecos y silencios. Aquellos que todos tratamos de callar, porque es mejor no hablar de ellos, porque no nos tocan de cerca, porque creemos que la guerra es un juego al que juegan otros, que vemos hasta la saciedad en las noticias y para que no afecte a nuestra realidad cambiamos de canal. Pero es una verdad que por mucho que no queramos verla, que por mucho que intentemos callarla, no desaparece, al revés, cada vez se hace más grande y cada vez grita más; pero nos hacemos los sordos.
Índice de contenidos:
- Nada, un grito a la identidad y a la crisis de los refugiados.
- La concienciación de Nada. El dolor de la guerra que debemos conocer.
- La obra de arte total: danza acrobática, vídeo, teatro, música y concepto.
- Música y sombras. Cuando el deus ex machine reaparece.
- El teatro, una herramienta que remueve conciencias.
- Equipo artístico y técnico de Nada.
Nada, un grito a la identidad y a la crisis de los refugiados
Nada Voskova, la protagonista de la historia, bien podría ser Idomeni, Softex o Elliniko o cualquiera de los veintiséis millones de personas refugiadas en el mundo. Sin nombre, sin rostro y sin un lugar al que volver, porque son los nadie, y no es que quieran serlo, es que no les queda más remedio.
Su hogar yace bajo el yugo de la guerra, de ese monstruo del lago de los juncos que no entiende de recuerdos ni de identidades y se lo traga todo. Ese que ha hecho que esos rostros, esas identidades, se alojen en un limbo insoportable, en extensiones indómitas de tierra abocadas al olvido y al desarraigo, para que no los veamos de cerca. Pero si pudiéramos sentarnos cara a cara frente a ellos y les diéramos la oportunidad de que nos contaran su historia, tal vez saldríamos de nuestro ostracismo y seríamos capaces de mirarles como personas y no como inmigrantes, refugiados o nadie. Y es que desafortunadamente:
son los ningunos, los ninguneados, corriendo la Liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos: que no son, aunque sean, que no hablan idiomas, sino dialectos, que no hacen arte, sino artesanía, que no practican cultura, sino folclore, que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Poema de Eduardo Galeano, que está vivo en la obra.
La concienciación de Nada. El dolor de la guerra que debemos conocer
Nada, que paradójicamente significa esperanza en yugoslavo, nos relata la historia de una nadie, una mujer que experimenta desde la niñez y sufre en primera persona la evolución de un conflicto bélico. Teniendo que huir y emigrar para convertirse en refugiada en otra tierra que no es la suya y para empezar de nuevo con el trauma que supone llevar a cuestas una mochila que tampoco es suya, que no ha elegido. No sabemos con exactitud de qué conflicto se trata, aunque tampoco importa mucho, porque la necesidad de hospitalidad, el desarraigo, la angustia, el miedo, el dolor y la rabia que provoca en quienes sufren la guerra y tienen que dejar toda su vida atrás, es el mismo.
El abandono al que sometemos a estas personas es una vergüenza que muchos ignoran pero que todos debemos conocer.
Rodrigo Vázquez. (Documental Katsikas, voces de un éxodo 2017.)
La obra de arte total: danza acrobática, vídeo, teatro, música y concepto
Unas sensaciones que están presentes durante todo el espectáculo, que nos hacen viajar hasta el lugar donde han dejado existir los deseos, las risas y hasta los besos. Un espacio escénico que combina mágicamente la imagen con el movimiento, las sombras con la luz de los objetos, la música con el silencio y con todo al mismo tiempo.
Podríamos hablar entonces del concepto Gesamtkunstwerk, obra de arte total, promulgado por Richard Wagner quien sostiene que, la música, el teatro, las artes visuales y todos los elementos que integran un espectáculo, deben estar presentes para completar la obra. En este caso, este concepto se actualiza y va un paso más allá.
En primer lugar, porque integra la danza y no un tipo de danza cualquiera, sino una que está suspendida en el aire y que se mueve con el viento de la verdad. Y en segundo lugar porque no entenderíamos la pieza tal y como está concebida por sus creadores, sin la retroalimentación y sin la armonía de unos elementos con otros. No podríamos verlos aislados o por separado, porque sería otra cosa, que contaría otra cosa. Y es que juntos forman un todo en impecable sincronía.
Nada nos muestra desde el dominio técnico y artístico, la vulnerabilidad de los sueños de miles y miles de personas desplazadas a lo ancho y a lo largo del mundo que están sufriendo de guerra y miedo.
Música y sombras. Cuando el Deus Ex Machina reaparece
Me gustaría destacar un par de cosas que se me han quedado en la retina y que no se van: la música y las sombras. El espacio sonoro te aloja en la historia y hace que formes parte de las vivencias del personaje. Walter Walker, es el culpable. Gracias. Y luego, ese mundo tan bien integrado de luces y sombras, que hacen que aparezcan como por arte de magia y con una artesanía brutal los Deus Ex Machina, integrados plásticamente con una imponente belleza en la narrativa. Yendo de la penumbra a la luz y de la luz a la penumbra con delicada fuerza, para bailar con la chica que mece su cuerpo en el aire. Y ahí vemos la maestría del equipo Sheila Ferrer y Cristian Weidman.
El teatro, una herramienta que remueve conciencias
Una pieza de teatro, estrenada en el festival TAC de Valladolid en julio de 2021, que te deja con ganas de más, no porque dure más o menos tiempo, sino porque te remueve y abre una ventana en el consciente. Nada hace que te plantees por qué sigue habiendo guerras, ¿por qué? Porque sigue ganando el egoísmo y la ambición de unos pocos a costa del sufrimiento y el miedo de unos muchos. Como decía Bertolt Brecht:
Con la guerra aumentan las propiedades de los hacendados, aumenta la miseria de los miserables, aumentan los discursos del general, y crece el silencio de los hombres.
Nada, de Ferrer & Weidmann, un espectáculo altamente recomendable por el mensaje que nos lanza al darle voz a más de veintiséis millones de personas refugiadas, por las destrezas artísticas de todos los componentes y contenidos, y porque se confirma la esperanza de que el teatro aun es capaz de remover conciencias. Larga vida.
Equipo artístico y técnico de Nada:
-Dirección e interpretación: Cristian Weidmann y Sheila Ferrer.
-Dramaturgia: Cristian Weidmann.
-Acompañamiento dramatúrgico: Sara Serrano.
-Coreografía: Sheila Ferrer.
-Animación: Diego Rampelini.
-Stop motion: Cristian Weidmann.
-Realización audiovisual: Vicente Cerdán.
-Composición musical y espacio sonoro: Walter Walker.
-Producción: Sara Serrano.
-Técnico de sonido, luces y vídeo: Luís Foulquié.
Otros artículos de tu interés:
- Sé infiel y no mires con quién. La comedia de las cosechas.
- El cuadro mal llamado Guernica. Charla con el el Dr. José Barbadilla. (Guernica significado).
- La perspectiva del suricato. Cuando la inclusión está bien hecha. (teatro inclusivo).
- De artesano a genio creador. ¿Qué es un artista?
- Inclusión forzada en cine y televisión. El fin que justifica los medios. (inclusion en peliculas).
- El habitus de Bourdieu y la interpretación del arte. (pierre bourdieu arte).
Actriz, profesora, directora y creadora de historias. Observante de la vida para contarla y aprendiz de poeta.